Breve historia de Winston Churchill by José-Vidal Pelaz López

Breve historia de Winston Churchill by José-Vidal Pelaz López

autor:José-Vidal Pelaz López [Pelaz López, José-Vidal]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2011-12-31T16:00:00+00:00


Chartwell y el modo de vida que lo rodeaba conllevaba muchos gastos. Demasiados. Churchill había empleado una fortuna en reconstruir la casa y su mantenimiento, que incluía dieciocho criados, le costaba otra. Sus rentas y el sueldo como miembro del Gobierno no eran suficientes. No dejaba de ser irónico que el ministro de Hacienda del Imperio británico pasase apuros económicos. Para reforzar las finanzas familiares Churchill tenía que trabajar horas extras. Su necesidad de dinero le empujaba, como siempre, a la escritura. Como conocía a casi todo el mundo importante en el país, tenía opinión sobre casi todos los temas imaginables y poseía una innata facilidad para expresarse por escrito. Churchill se dedicó durante estos años a cultivar el género periodístico. Podía dictar un par de miles de palabras sobre cualquier cosa prácticamente sin levantarse de la cama. Como era un personaje célebre, todo lo que él publicaba se vendía y sus opiniones estaban siempre en el centro de la polémica nacional. El contar con amigos influyentes en el mundo de la prensa como Beaverbrook también era, indudablemente, una ayuda. Churchill calculaba sus ingresos por este capítulo en unas no despreciables veinte mil libras al año.

La actividad de Churchill podía resultar agotadora… para los que le rodeaban. A Clementine le agobiaba y sofocaba el ambiente masculino de Chartwell, las largas cenas, las interminables tertulias, así que adoptó la costumbre de tomarse cada año unas vacaciones sin su marido. También sus compañeros de Gabinete pudieron experimentar en carne propia los efectos de la cercanía del incansable ministro de Hacienda, interesado no sólo por los asuntos propios de su cartera, sino por los de otros departamentos, singularmente los relacionados con la política exterior.

Un elemento de preocupación en la Europa de estos años era el régimen fascista de Benito Mussolini, establecido en 1922. Churchill consideraba que los latinos eran una raza difícil de gobernar y que un poco de mano dura no les venía mal. Pero, sobre todo, veía a Mussolini como el hombre que había salvado a Italia de la revolución bolchevique, el auténtico cáncer de Europa. En su opinión «Italia estaba demostrando al mundo que existen medios para persuadir a las masas populares de defender la estabilidad social y conseguir para las naciones civilizadas el antídoto contra el veneno ruso». Aprovechando unas vacaciones en Egipto, en las que se dedicó a pintar las pirámides, Churchill hizo una escala en Roma donde fue recibido por el Duce. Tras la entrevista concedió unas declaraciones a la prensa en las que afirmó con su característica rotundidad que «si fuese italiano, estaría seguramente con él en su lucha triunfante contra los apetitos bestiales del leninismo». Estas palabras causaron enorme revuelo en Gran Bretaña, y suelen ser citadas como muestra de la tendencia autoritaria de Churchill que, una vez más, estaba anteponiendo sus prejuicios antibolcheviques a cualquier otra cosa.

También estaba muy pendiente de lo que ocurría en Alemania. Churchill siempre pensó que debía ser integrada en el concierto de las naciones democráticas con el fin de alejar de Centroeuropa el fantasma del comunismo soviético.



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