Barnaby Rudge by Charles Dickens

Barnaby Rudge by Charles Dickens

autor:Charles Dickens [Dickens, Charles]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Novela, Intriga, Drama, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 1841-05-23T05:00:00+00:00


XLIII

El cerrajero continuaba la mañana siguiente dominado por la misma inquietud, de la que no se desprendió en muchos días. Sucedía con frecuencia que después de anochecer entraba en la calle y dirigía sus miradas a la casa misteriosa, donde estaba seguro de ver la luz solitaria brillando siempre a través de las hendiduras de las ventanas, cuando todo parecía dentro mudo, inmóvil y triste como una tumba. No atreviéndose a perder la amistad del señor Haredale desobedeciendo sus peticiones afectuosas pero terminantes, nunca se aventuraba a llamar a la puerta o a revelar su presencia; pero lo cierto es que el atractivo de un vivo interés y de una curiosidad no satisfecha lo impulsaba hacia aquella casa, y la luz brillaba a través de las ventanas.

Aun cuando hubiera sabido lo que pasaba dentro, no hubiese adelantado mucho, ni le hubiese dado esto la clave de aquellas vigilias misteriosas. El señor Haredale se encerraba en su casa al anochecer y salía al despuntar el día. Todas las noches sucedía lo mismo, y entraba y salía solo sin variar en lo más mínimo sus costumbres.

Al acercarse el crepúsculo, entraba en su casa del mismo modo que el día en que le había acompañado el cerrajero; encendía una vela, recorría las habitaciones, examinándolas con la mayor atención, volvía a descender a la sala del piso bajo, dejaba la espada y las pistolas sobre la mesa, y se sentaba delante hasta la mañana siguiente.

Casi siempre llevaba consigo un libro que con frecuencia trataba de leer, pero nunca podía fijar sus ojos o su pensamiento en las páginas cinco minutos seguidos. El más leve rumor en la calle le llamaba la atención, y parecía que no podía resonar, un paso en la acera sin que le hiciera estremecer.

No pasaba las largas horas de la soledad sin tomar alimento. Por lo regular llevaba en el bolsillo jamón o fiambre con una botella de vino, del cual echaba algunas gotas en una gran cantidad de agua, y bebía este sobrio licor con ardor febril, coma si tuviera la garganta abrasada.

Si era cierto, como parecía dispuesto a creerlo tras maduras reflexiones, que este sacrificio voluntario de sueño y de bienestar debía atribuirse a la expectación supersticiosa de la aparición de una visión o de un sueño en relación con el acontecimiento que dominaba en exclusiva su alma hacía tantos años; si era cierto que esperaba la visita de algún aparecido que recorría el campo durante las horas en que todos los demás hombres duermen tranquilamente en su lecho, no manifestaba nunca el menor indicio de temor o vacilación. Sus sombrías facciones expresaban una resolución inflexible; sus cejas fruncidas y labios apretados anunciaban una decisión firme y profunda, cuando se estremecía al más leve rumor con el oído atento, no era el estremecimiento del miedo sino más bien el de la esperanza, porque al momento empuñaba la espada, como si hubiera llegado por fin la hora propicia, y escuchaba con avidez, con mirada brillante y ademán impaciente hasta que el rumor se extinguía en medio del silencio.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.