Audrey Hepburn by Donald Spoto

Audrey Hepburn by Donald Spoto

autor:Donald Spoto [Spoto, Donald]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Memorias, Comunicación
editor: ePubLibre
publicado: 2006-01-01T05:00:00+00:00


La disciplina de las postulantes se antoja exagerada… ¡a veces incluso da la impresión de que vivieran en un cuartel! Todo parece más dirigido a la perfección personal que al amor de Dios. Audrey Hepburn interpreta su difícil papel de forma admirable y con perfecto tacto. En ella no hay nada ridículo, y tampoco en las demás actrices, cosa que no es frecuente en la mayoría de las películas. Sin embargo, la hermana Lucas y las otras religiosas dan la impresión de estar sometidas a una estricta férula: anulan todo cuanto es sencillamente humano y parecen vivir solo en virtud de sus rutinas y formalidades (salvo en el Congo). Apenas mantienen relaciones de amistad. Eso es a veces cierto en la vida religiosa, que necesariamente impone algunas limitaciones a las novicias, pero es de todo punto falso aplicado a la totalidad de sus vidas.[12]

La interpretación de Audrey había sido «admirable» y, de hecho, solo podía calificarse de excepcional. No había contado con un sofisticado vestuario de Givenchy ni de Edith Head que la ayudara a captar la atención del público, solo con su notable rostro y sus delicadas y expresivas manos. En lugar de una iluminación que la favoreciera, disponía solo del resplandor de su vida interior; así consiguió crear un convincente retrato de angustia espiritual, proceso de maduración e integridad, y todo eso lo logró con los ojos y una sutil gradación de su expresión. Casi todo provenía de dentro.

Fue un trabajo que superaba con creces a los que había realizado hasta entonces. De hecho, puede decirse que su interpretación de la hermana Lucas es una de las mejores de la historia del cine. No solo el personaje es más profundo que cualquier otro que Audrey hubiera encarnado, sino que además la actriz creó paralelismos con su propia persona que pusieron de manifiesto, quizá incluso sin que se diera cuenta, algunos de los rasgos más íntimos de su carácter y todo lo que para ella tenía más importancia en la vida.

Los espectadores, mientras ven una película, casi siempre adaptan su percepción para tratar de acortar la distancia entre el actor y el personaje. Sin embargo, la mayor parte del tiempo ven a un actor que finge ser otro e, inconscientemente, no logran anular por completo su noción de que no es el personaje. Ven a alguien que está actuando (la palabra es significativa), asumiendo la identidad de otro, y admiran o no su técnica, los trucos del oficio, las lágrimas falsas, la iluminación, el hábil montaje, la música de acompañamiento, todos los elementos que las películas utilizan para ayudarlos a aceptar como auténtico aquello que ven. Así pues, nuestras evaluaciones de una interpretación son por lo general sencillas: decimos que tal actor estuvo bien en tal o cual papel; en otras palabras, admiramos la actuación, el fingimiento. Salvo en los documentales, rara vez aceptamos que la persona de la pantalla y el personaje interpretado sean uno. Eso es algo que únicamente ocurre con artistas de talento excepcional.

Sin embargo, en el caso de Audrey Hepburn en ese papel sucedió algo poco frecuente.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.