Ansia by Henar Álvarez

Ansia by Henar Álvarez

autor:Henar Álvarez [Álvarez, Henar]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Humor, Realista, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 2024-03-06T00:00:00+00:00


15

Irene llevaba a sus espaldas doscientos quince libros, un aborto natural, dos ascensos y una amplia experiencia lidiando con gilipollas. Parecía ser que compadreaba con tantos en su trabajo que terminaba por cogerles cariño y por eso de vez en cuando se follaba a uno. No lo hacía por caridad ni por desesperación. Realmente le gustaban. Comprendía sus miedos y respetaba sus metas. Torear egos se había convertido en un hobby que dominaba con maestría. Cuando era necesario, explicaba sin daños por qué la editorial pagaba billetes en business a unos y en turista a otros. Sabía controlar que quien durmiera en suite no lo aireara, invitaba a todos a restaurantes caros y permitía escoger el vino. La profesión ya no es lo que era y ellos lo sabían. Algunos alcanzaban bastante prestigio —sin duda, su parte favorita del oficio—, pero ya eran muy pocos los que realmente vendían cantidades sustanciales o conseguían acariciar los tuétanos de los lectores. Hacía unas décadas, la prensa y el público los trataban como a tipos importantes. Tras la promoción de un best seller podían acabar fichados en tertulias de intelectuales en la televisión nacional; pero en los últimos tiempos, con suerte les ofrecían cien euros por columna en algún periódico digital. Desgraciadamente para ellos, eso ya no daba para vivir la vida padre mientras su mujer los aguardaba en casa con la cena caliente. La explosión de escritoras talentosísimas y el nombramiento de directoras de medios de comunicación —que tenían en cuenta a las que llevaban años vendiendo, pero todos olvidaban para las portadas de los suplementos— les obligó finalmente a repartir el pastel. ¡Alguno hasta se escondía tras un pseudónimo de mujer! Estaban desesperados y por eso de vez en cuando pataleaban como bebés. Pues digamos que Irene siempre llevaba pañales en su Louis Vuitton negro.

Si consiguiera no enredarse con ellos ya sería la hostia. Al menos no eran ni músicos, ni futbolistas ni toreros. Solo de pensarlo me daba un escalofrío. Juro que me chapo el coño con cemento antes que follarme a un futbolista de primera división. Un tío hetero con éxito y dinero era lo que se me aparecía en mis parálisis del sueño. Me daba más miedo que una cuenta bancaria en números rojos.

Cuando Irene llegó a la oficina, se encontró con un correo de Luis Paz, su jefe. La citaba en su despacho al mediodía.

—Buenos días, Luis. ¿Puedo pasar? —Se asomó a la puerta.

—Claro, siéntate.

Así lo hizo.

—Irene, ¿qué ha pasado con Juan?

—¿A qué te refieres? —preguntó sin miedo.

—Me ha escrito esta mañana diciendo que quería cambiar de editora, que hace tiempo que se siente incómodo contigo. —La miró fijamente—. Me gustaría saber qué es lo que ha pasado.

—¿Te ha dicho él que se siente incómodo conmigo?

—Sí. Dice que no es la primera vez que, a ver cómo lo digo, intentas tener una relación más cercana de lo normal con él. Que alguna vez, cuando habéis viajado, el momento de ir a dormir ha sido incómodo y que, como es posible que tengáis que hacerlo de nuevo, prefiere decírmelo ahora.



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