9788411803007 lgtbi17 by Unknown

autor:Unknown
La lengua: eng
Format: epub
ISBN: 0000000000000
publicado: 2023-07-30T17:41:44+00:00

ANTES

17 AÑOS

Desde hacía varios años, las mañanas después de la fiesta mayor eran complicadas: se juntaba la resaca con la actuación de Nico, merecedora de un Óscar, ante sus aitas, que no podían enterarse de que había bebido o estaría castigado el resto del verano. Para colmo, no solo tenía que disimular delante de ellos, sino de gran parte de la familia que ese domingo se reunía para comer en el jardín de su casa.

Al menos, lo mejor de besarse con su mejor amigo como si la vida le fuese en ello, que este le confesase su amor por él y que Nico lo rechazase por WhatsApp, era que eliminaba cualquier indisposición física. Un remedio infalible contra la resaca, patentado esa misma noche por Nicolás Achagoitia hijo. Tenía tal mejunje en la cabeza, tantos sentimientos y miedos mezclados en el cuerpo, que no le permitían sentir nada más.

Nico pasó el día en piloto automático, tratando de no llamar la atención de los mayores, esquivando a su primo Aitor y obligándose a no comprobar el teléfono cada dos por tres.

Casi a las siete de la tarde, cuando el tío Javi y la amama llevaban un rato cantando Nere herriko neskatxa maite, su canción favorita para las ocasiones de Baileys o patxarán, se escapó a su habitación y, al fin, se permitió echar un vistazo al móvil.

Nada.

Unai no le había escrito.

Siendo justos, él tampoco.

Enterró el aparato debajo de la almohada y pasó el resto de la tarde jugando a la Play.

No se escribieron ese día, tampoco al siguiente. Era el mayor tiempo que habían estado sin hablar, y Nico tenía la sensación de estar caminando al borde de un precipicio: al menor soplo por parte de Unai, caería al vacío sin remedio.

Al tercer día resucitaron, como el Jesucristo en el que ninguno de los dos creía, por mucho que insistiese Juli, la birramama de Unai. Fue Nico quien no pudo aguantar la culpabilidad que sentía y propuso a su amigo verse en la piscina, como cada tarde de buen tiempo del verano.

Se lo encontró apoyado contra la bici junto a la puerta del recinto municipal. Llevaba una camiseta azul cielo que no recordaba, el bañador que se compró aquel sábado de mayo que fueron con Andoni y Begoña, sus aitas, a Donosti, y los rizos cayéndole sobre los ojos. Parecía tener el pelo más largo y las piernas más morenas, aunque Nico sabía que era imposible porque hacía solo dos días y medio que no se veían, desde que se marcharon de las fiestas a las cuatro de la mañana.

Pero sesenta horas después, a las cuatro de la tarde, el sol abrasaba y Nico llegó sudado tras el viaje en bici. Se detuvo junto a Unai y la enganchó en un hueco libre del aparcabicis. De lejos, cuando Unai no lo miraba, era más fácil observarlo. De cerca, costaba. Achacó al calor el cosquilleo que sentía por toda la piel. Quizá estaba sufriendo una insolación. Sabía que era muy improbable, pero prefería pensar eso que la verdad: que estaba nervioso por Unai.

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