Vida contemplativa by Byung-Chul Han

Vida contemplativa by Byung-Chul Han

autor:Byung-Chul Han [Han, Byung-Chul]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Filosofía, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2022-09-15T00:00:00+00:00


LA SOCIEDAD QUE VENDRÁ

A Novalis en el 250 aniversario de su nacimiento

Cada objeto amado es el centro de un paraíso.

¿No se convierte la roca, cuando le hablo, en un «tú» verdadero?

NOVALIS

La crisis actual de la religión no puede atribuirse simplemente al hecho de que hayamos perdido toda fe en Dios o a que nos hayamos vuelto desconfiados con respecto a determinados dogmas. En un plano más profundo, esta crisis apunta a que estamos perdiendo cada vez más la capacidad contemplativa. La creciente obligación de producir y comunicar dificulta la pausa contemplativa. La religión presupone una atención particular. Malebranche describe la atención como la plegaria natural del alma. Hoy el alma ya no ora más. Hoy el alma se produce. Debido a su hiperactividad se le puede atribuir la responsabilidad por la pérdida de la experiencia religiosa. La crisis de la religión es una crisis de la atención.

La vida activa, con su páthos de la acción, impide el acceso a la religión. La acción no forma parte de la experiencia religiosa. En Sobre la religión, Schleiermacher eleva la intuición contemplativa a esencia de la religión y la contrapone a la acción: «Su esencia no es pensamiento ni acción, sino intuición y sentimiento. Ella quiere intuir el Universo, quiere espiarlo piadosamente […], quiere ser impresionada y plenificada, en pasividad infantil, por sus influjos inmediatos»[1]. El intuir en una pasividad infantil es una forma de la inactividad. La religión disuelve, según Schleiermacher, «toda actividad en una intuición asombrada de lo Infinito»[2]. Quien actúa tiene en mente un objetivo y pierde de vista el todo. Y el pensamiento dirige su atención a un objeto en particular. Solamente la intuición y el sentimiento tienen acceso al universo, es decir, al ser en el todo.

El ateísmo no excluye a la religión. Para Schleiermacher la religión es absolutamente pensable también sin Dios: «Tener religión significa intuir el Universo […]. Ahora bien, si no podéis negar que la idea de Dios es compatible con cualquier intuición del Universo, debéis conceder también que una religión sin Dios puede ser mejor que otra con Dios»[3]. Lo esencial para la religión no es Dios, sino el deseo de lo infinito que se cumple en la intuición del universo.

El verbo para la religión es «escuchar», mientras que «actuar» es el verbo para la historia. En la escucha, en cuanto inactividad, enmudece el yo, que es el sitio para las diferenciaciones y las demarcaciones de límites. El yo que escucha se sumerge en el todo, en lo ilimitado, en lo infinito. Unas líneas hermosas del Hiperión, de Hölderlin, expresan poéticamente aquello a lo que Schleiermacher hace referencia al hablar de la religión como una intuición del universo: «Todo mi ser calla y escucha cuando las dulces ondas del aire juegan en torno de mi pecho. Perdido en el inmenso azul, levanto a menudo los ojos al Éter y los inclino hacia el sagrado mar […]. Ser uno con todo, esa es la vida de la divinidad, ese es el cielo del hombre. Ser



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