Crash by Adam Tooze

Crash by Adam Tooze

autor:Adam Tooze [Adam Tooze]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788491990352
editor: PLANETA
publicado: 2018-07-18T16:00:00+00:00


Fuente: Reserva Federal, «Assets and Liabilities of Commercial Banks in the United StatesH.8», https://www.federalreserve.gov/releases/h8/current/default.htm. Accedido el 1 de marzo de 2018.

La Reserva Federal anunció la segunda expansión cuantitativa solo unos días antes de que el presidente Obama y su equipo partieran hacia la última cumbre del G20, esta vez celebrada en Seúl. Allí recibieron unas críticas sin precedentes. En palabras de uno de los funcionarios del Tesoro de EE. UU. que recogieron el guante, Seúl fue un «**** espectáculo». Los brasileños, como líderes putativos del izquierdismo en los mercados emergentes, protestaron por los riesgos del flujo de capital entre países y acusaron a Bernanke de devaluar el dólar con una política de empobrecimiento del vecino. Asimismo, advirtieron de una «guerra de divisas».80 Para los chinos, la acción de la Reserva Federal era un signo de que «Estados Unidos no reconoce [...] su obligación de estabilizar los mercados de capitales —como decía Zhu Guangyao, viceministro de Economía—. Tampoco tiene en cuenta el impacto de esta fluidez excesiva en los mercados financieros de los países emergentes».81 Wolfgang Schäuble iba más allá. Una vez más, Estados Unidos había demostrado ser un agente de desorden económico global. Primero había causado el fiasco de Lehman. Después había defendido el estímulo. Ahora, la Reserva Federal estaba monetizando la deuda pública. Cuando se reunió el G20, el ministro de Economía alemán denunció la política económica estadounidense, a la que tachó de «inútil», y aseguró que probablemente «aumentaría la inseguridad de la economía mundial».82 Las políticas de la Reserva Federal hacían que «el equilibrio razonable entre los países industriales y en vías de desarrollo» resultara más difícil y socavaban «la credibilidad en las políticas económicas de EE. UU.». Mientras que Alemania se había mantenido fiel a su modelo de éxito exportador, que no requería «trucos en los tipos de cambio», el «modelo de crecimiento estadounidense» se hallaba sumido, según Schäuble, «en una profunda crisis. Los estadounidenses han vivido demasiado tiempo del crédito, han exagerado su sector financiero y han olvidado a su base industrial».83

Los estadounidenses no cayeron sin presentar batalla. Tim Geithner respondió que el verdadero origen de los desequilibrios de la economía mundial no era la política monetaria de EE.UU., sino las políticas mercantilistas de China y Alemania. La Reserva Federal no estaba depreciando deliberadamente el dólar. Su objetivo eran las condiciones de su país, no el tipo de cambio.84 Si los demás querían impedir una revalorización de su divisa, solo tenían que responder a la política de tipos de interés bajos de la Reserva Federal con una expansión propia. Por tanto, lo que los detractores denominaban «guerra de divisas» podría haberse convertido en un programa exhaustivo de expansión monetaria que habría contrarrestado una nueva recesión no solo en Estados Unidos, sino también en Europa. Si decidían no unirse al estímulo, lo único que debían hacer era permitir que su divisa se revalorizara, lo cual, como predicaba Washington desde principios de la década de 2000, restablecería el equilibrio de forma natural. Fue la dependencia alemana de las exportaciones y el empeño de China en afianzar su divisa lo que puso a Estados Unidos al timón.



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