Tierra y Cielo by Zahra Owens

autor:Zahra Owens [Owens, Zahra]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Dreamspinner Press

Capítulo 22

Como Izzie le había avisado, todavía llovía aunque ahora era poco más que un suave sirimiri. Hunter quería tiempo para hablar con Grant, preferiblemente a solas, y aunque el pensamiento de subirse a un caballo no era lo que más le apetecía en ese preciso instante, sabía que era la única manera de tenerlo solamente para él durante una hora o así.

Después de ensillar a Raven y a Belle, trotó hasta el cobertizo para la leña. Desmontó, atando a los caballos afuera, y no pudo evitar apoyarse en la puerta, admirando la visión en el interior.

La leñera era un sitio sucio, iluminado por una ventana en el techo también sucia. Había un montón de tablones serrados apilados en un lado y troncos enteros en el otro. Por todas partes había montañas de virutas y algunos sobrantes de madera más cortos. Y en medio de todo aquello estaba Grant, llevando tan solo sus pantalones y sus botas, sin camisa ni sombrero. Su pelo negro estaba lleno de pequeñas virutas de madera y su piel tenía como una capa amarillenta de polvillo de serrín.

La leñera, igual que algunos otros lugares del rancho, trajo de vuelta sensuales recuerdos, que combinados con la visión que tenía, hicieron que Hunter tuviera una erección instantánea. Sin embargo, sabía que tenía que aguantarse.

—¿Te queda mucho?

Grant miró hacia arriba y sonrió.

—Se ve mucho mejor, ¿verdad?

Hunter no podía decir que sí, sinceramente, todavía parecía un desastre, pero este era un lugar de trabajo que no estaba realmente designado a verse limpio nunca.

—¿Quieres salir a cabalgar?

Grant se rascó el pelo.

—Me temo que todavía me queda mucho por hacer aquí.

Hunter vio el mechón de pelo en su axila cuando Grant levantó el brazo, y se encontró a sí mismo casi salivando. No podía creer como su autocontrol se escurría de sus manos cada vez que estaba cerca de él.

—Pues termina después. Vengo a rescatarte de una muerte segura por inhalación de polvo —Grant no aceptó inmediatamente, aunque parecía que ciertamente lo pensó—. He ensillado a Raven para ti.

Grant sonrió y pareció dejarse convencer.

—Vale, pero deja que me lave un poco. Terminaré con todo el cuerpo irritado si no lo hago.

Hunter hubiera querido decir que prefería tener un Grant con irritación en la piel después de haberle apretado contra el tronco de un árbol, pero frenó la lengua, lo que estuvo bien porque en ese instante entró Tim en la leñera para ver a Grant.

—Oye, Grant. ¿Tienes algún tablón que te sobre como así de largo para tapar uno de los cobertizos de la valla norte? —colocó las manos a una distancia de unos dos pies{5} la una de la otra—. Subiré allí esta tarde para arreglarlo. Uno de los tablones cruzados está completamente podrido y, con este tiempo, los caballos no tienen suficiente refugio allí.

Grant miró brevemente a Hunter y después de nuevo a Tim.

—Hunter y yo íbamos a subir allí ahora. Llevaremos los tablones y algunos clavos para hacer el trabajo. —Aunque Hunter no podía ver la expresión de Tim, era obvio que estaba extrañado, porque Grant añadió—.

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