Haciendo Promesas by Amy Lane

Haciendo Promesas by Amy Lane

autor:Amy Lane [Lane, Amy]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Dreamspinner Press


Capítulo 12

«No me abandonaste...». “Brothers in Arms” —Dire Straits.

AL DÍA siguiente Mickey se llevó su portátil y algunos DVD y se sentó con Shane durante la mayor parte de la mañana y parte de la tarde, viendo películas infantiles y riendo con “WALL·E”, “Up” y “Lilo y Stitch”. También hablaron en voz baja; a Shane le hubiese gustado hablar más pero, maldita sea, le dolía la cabeza y le dolía el cuerpo, y la herida le palpitaba con fiereza a pesar de los analgésicos. Había perdido más de una vez el hilo cuando estaban en medio de una conversación, y a la mitad de “Lilo y Stitch” se adormeció y se despertó con la mano impaciente de Mikhail sobre la frente.

—Estabas haciendo ruidos, lubime —murmuró Mikhail—. Venga, deja que llame a la enfermera.

—Estaré bien —murmuró Shane, y Mikhail le besó en la frente.

—Por supuesto que sí. ¿Dónde está ese jodido botón rojo?

La enfermera entró, le tomó la temperatura, añadió alguna otra cosa a la vía y, por último, volvió con el médico, quien se veía sombrío. Mikhail preguntó cuál era el problema, y el médico se lo llevó aparte.

Cuando volvió al lado de Shane tenía mala cara y se le veía abatido, pero palmeó de manera reconfortante la mano de Shane.

—Shane, ¿te sabes el número de Deacon de memoria?

—Está en mi móvil... Justo ahí, en la mesita.

—Bien. Yo... voy a llamar a Deacon. El médico dice que te pondrás bien, pero van a tener que darte alguna dosis de cosas más fuertes que harán que te encuentres mal. Tu familia tiene que saberlo. No estaré aquí cuando pases la peor parte, lubime. Lo siento... Volveré mañana, pero no creo que notes siquiera que estoy aquí.

Shane le cogió la mano e intentó pensar más allá del latido que sentía en la cabeza.

—Sabré que estás aquí —murmuró—. Lo sabré.

Fue consciente de Mikhail buscando en su móvil el número, suspirando a continuación mientras lo marcaba en el teléfono fijo que había junto a la cama. También notó su alivio cuando respondió otra persona que no era Deacon.

—Benny, ¿verdad? ¿Eres Benny? Ayer no nos presentaron..., lo siento, estaba dormido. —Mikhail terminó la conversación y Shane percibió como se colaba en su voz una fina nota de pánico.

—Pero Jeff estará aquí dentro de una hora... oh, Señor... No estaré aquí cuando le den la primera dosis. Alguien estará aquí, ¿verdad?

Mikhail colgó y apoyó la barbilla junto a la cabeza de Shane, exactamente igual que la noche anterior.

—Estaré bien —murmuró Shane, y Mikhail sonrió débilmente.

—Eso espero, de verdad, mishka. Eso es lo que le voy a decir a mi madre y definitivamente se sentirá provocada si averigua que le estoy mintiendo.

—Tú no mientes —susurró Shane—. Y estás aquí. Sé que estás. —Entonces cerró los ojos y durante un rato solo hubo la mano fría de Mikhail sobre la suya, caliente, y una voz rota cantando algo en un idioma que no conocía.

La voz y el contacto de Mikhail se perdieron, y lo que siguió fue una pesadilla de calor y frío, de náuseas y temblores, dolores y estremecimientos.



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