Ronin 1--La espada by Jesper Nicolaj Christiansen

autor:Jesper Nicolaj Christiansen [Jesper Nicolaj Christiansen]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: F
editor: SAGA Egmont
publicado: 2019-10-28T00:00:00+00:00

No puedes escapar de tu destino

¡Quiquiriquí!

Ronin se levantó sobresaltado. El sol iluminaba su habitación y, sobre el suelo a su lado, yacía una bandeja con el desayuno. El té se había enfriado.

Gôsuto Mêkâ estaba sobre el suelo a su lado también. Tocó la espada y se sintió extrañamente impaciente.

Oyó al mesonero hurgando en la habitación contigua. Lentamente fue notando los ruidos de la aldea. Y más allá, el sonido de cascos de caballo y muchos hombres pisando fuerte. El traqueteo de armas. El rey bandido Shogun venía en camino.

—Es tu destino y no puedes escapar a tu destino.

Era Okami quien hablaba. Ronin miró a su alrededor y lo divisó, para su sorpresa, en el rincón más oscuro de la habitación.

—¿Cómo es que puedo escuchar todo menos a ti? —preguntó.

Okami sonrió.

—Porque soy muy silencioso.

—Cuéntame sobre la espada.

—Desenfúndala. —Okami la señaló con la cabeza.

Ronin desenvainó la espada y se la entregó a Okami.

—Hey —dijo—, yo no la quiero. Mírala. Mira la hoja.

Ronin la miró.

—No es metal, es algo diferente —dijo.

—Fue labrada en el diente de un dragón poderoso: Maleficus.

Ronin rio.

—Los dragones no existen, viejo. Cualquiera con más de tres años de vida lo sabe.

Okami le lanzó una mirada severa.

—¿Ah, sí? —Se podía escuchar a los aldeanos gritando afuera—. Aquí está. ¿Huirás o pelearás?

—Ya te dije que no sé pelear.

—Te las has ingeniado bastante bien hasta ahora. —Okami señaló la espada—. Además, tienes a Gôsuto Mêkâ.

—Si tanto te gusta la espada, ¿por qué no la usas tú para proteger a la aldea?

Okami negó con la cabeza.

—Yo sólo soy un viejo tonto —dijo y se recostó cansado contra la pared—. Y tu técnica de lucha, Wakayama ryû, está oxidada, pero aun así eres lo suficientemente bueno como para derrotar a la Goseki ryû de Shogun. Hazlo. Tu padre se sentiría decepcionado si huyeras.

—¿Mi padre? ¿Conoces a mi padre?

Pero Okami ya se había ido. A Ronin le pareció oír el aleteo de unas alas, pero no estaba seguro.

—¡Ronin! —llamó una voz profunda—. Sal y juguemos.

Ronin tenía miedo. Al otro lado de la pared esperaba una banda de asaltantes merodeadores. Pero si no hiciera nada, los asaltantes saquearían la aldea y los campesinos perderían todo.

En toda la aldea era el único que podía hacer la diferencia. Era el único que podía defender a esos campesinos. Y Okami había mencionado a su padre. Que se decepcionaría. Pero quizá no tendría que luchar, quizá podía engañarlos.

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