Pecados a la luz de la luna by Jennifer L. Armentrout

Pecados a la luz de la luna by Jennifer L. Armentrout

autor:Jennifer L. Armentrout [Armentrout, Jennifer L.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2018-01-30T00:00:00+00:00


15

Cuando Lucian se detuvo en la galería, fuera del dormitorio de Maddie, casi se sintió como si hubiera entrado en un universo paralelo después de salir de casa.

—Déjame que lo entienda. —Tenía las manos apoyadas en la barandilla y la espalda ligeramente inclinada—. Madeline reaccionó al asunto de la pintura y ahora está dibujando algo ahí dentro. Lo he visto con mis propios ojos. No tengo ni idea de lo que está pintando, pero lo importante es que lo está haciendo. —Se detuvo y miró a Julia—. ¿Verdad?

Ella lo miró con gesto compasivo.

—Es mucho para asimilar. Yo la he visto hacerlo más tiempo que tú y sigo sin creérmelo del todo.

—Y no solo eso. Mi primo, Daniel, encontró la manera de entrar en esta casa, te asustó ¿y consiguió que mi hermana también reaccionara a su presencia? ¿En serio le dio la mano?

Julia asintió.

—Eso… eso fue lo que me pareció.

—¡Mierda! —masculló. Levantó una mano de la barandilla y se frotó el pecho. Le alegraba oír que Madeline había reaccionado a alguien. De verdad. Pero estaba muy dolido. Él era su hermano, su mellizo. Y cuando estaba con ella, parecía que ni siquiera se percataba de su presencia.

Bajó la mano y dejó escapar un suspiro entrecortado mientras volvía a mirarla.

—Debería haberte advertido sobre Daniel. No me imaginé que se enteraría de lo de Maddie.

Julia le había contado lo que su primo le había comentado sobre que algún empleado del hospital había creído ver a Madeline. Deberían haber previsto que los rumores se esparcirían y terminarían llegando a los oídos de Daniel y del resto de la gente.

—Me asustó, sí, pero… pero tampoco fue para tanto. —Julia se cruzó de brazos—. No intentó hacerme daño, ni a Madeline. Simplemente me tomó desprevenida.

Lucian negó con la cabeza.

—No, no le restes importancia. Mi primo sabe que aquí no es bienvenido.

—¿Cómo consiguió entrar?

Lucian frunció el ceño mientras miraba la propiedad.

—Esa es una buena pregunta. Sé que no entró por la puerta principal.

—¿Hay otra forma de entrar?

—Daniel conoce esta casa lo bastante bien como para recorrerla a oscuras. Debió de encontrar alguna ventana abierta. —Ya tenía a Richard comprobándolo.

—Solo le dije que Madeline no hablaba y que acababa de empezar a pintar. —Una ligera y cálida brisa movió los mechones que enmarcaban su rostro—. Él tampoco me hizo muchas preguntas. No creo que le diera tiempo. Enseguida se dio cuenta de que te había mandado un mensaje. Se marchó inmediatamente después.

—No creí que le hubieras dicho nada que no quisiéramos que se supiera. —Apretó los dedos sobre la barandilla, aplastando las hojas de enredadera bajo sus palmas. Lo último que Madeline necesitaba era estar en medio de toda la mierda que solía acompañar a su primo. Miró el jardín de abajo y luego soltó la barandilla—. Eso no es lo que me preocupa.

Aunque no la estaba mirando, la sintió acercarse. Después de un momento la oyó decir:

—Sé que no es de mi incumbencia, pero ¿por qué no permitís que Daniel entre en esta casa? Madeline reaccionó a su presencia.



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