Miserables by Gonzalo Visedo

Miserables by Gonzalo Visedo

autor:Gonzalo Visedo [Visedo, Gonzalo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Memorias
editor: ePubLibre
publicado: 2021-02-28T00:00:00+00:00


Ira

Tras dos meses con mi madre, a la espera de que a finales de mayo vaya al hospital a pasar una revisión y donde espero le den el alta definitiva, he recuperado un poco de mi vida. Tampoco es que la anterior fuera estupenda, una situación de moobing en el trabajo, un sueldo muy bajo y la incertidumbre de futuro. Entre esto, las frustraciones que arrastro (hacer cine siempre resulta una meta compleja que requiere no rendirse nunca) y lo vivido en estos meses, han vuelto a traer (quizás nunca se fueron) los ataques de ira bastante virulentos. Mi madre, por desgracia, ha sido quien ha pagado estos arrebatos de rabia, puñetazos a puertas y paredes, gritos, portazos. No vienen de ahora, que se han hecho más duros con la situación, sino que vienen desde hace mucho.

¿Es complicado encontrar los motivos de tanta rabia? Yo lo he intentado con terapia durante años porque imagino que gran parte viene de la sensación de fracaso, pero también de una infancia donde sientes que no eres importante para la gente. Esa sensación seguramente solo esté en mi cabeza. Aunque tener un progenitor poco dado a externalizar el cariño, un militar de otro tiempo proveniente de una generación reaccionaria a la que le costaba demostrar cualquier sentimiento, y cuya disciplina marcial extendía a su propia familia, tampoco ayuda. No quiere decir con esto que mi padre me pusiera a hacer flexiones a las ocho de la mañana y tocase a retreta para estar en casa pronto. En eso sería como muchos otros padres, incluso de izquierdas, de aquella época. Cuando en casa tienes una figura paterna que imparte más miedo que afecto (nunca me puso la mano encima, debo aclarar), cuando nunca te atreviste a decirle lo que piensas o sientes (querer dedicarme al cine), al final desemboca en frustración interna. Y unida a un sometimiento constante de autoridad (familia, colegio de curas), en mi caso acaba en una espoleta retardada que estalla en personas que no tienen culpa. Y ese ha sido el caso de mi madre, con quien he pagado en muchas ocasiones la ira que tenía hacia mi padre, mis hermanos y el resto de mi familia. Ese demonio interno.

Tampoco ayuda mucho tratar con una persona sorda, que puede ser desesperante, aunque a veces los equívocos pueden provocar respuestas graciosas de mi madre, que me dan para inventarme sketches, que luego la gente adora cuando los cuelgo en mis redes, o en La Charca Literaria (página web donde me publican), pero que en su mayoría son inventados.

Mi madre es entrañable, incluso he creado un personaje a lo Sherlock Holmes, en el sentido en que la gente se piensa que es real todo lo que dice, así que ahora solo me piden que escriba sobre ella. En estos dos meses, como ya conté, sus audífonos se han resentido: se oye un pitido constante; señal de que han dejado de funcionar bien. Si estás cansado, puede sacarte de quicio. En cuanto entró en vigor la fase 0,5 de la desescalada, llamé para pedir cita al centro donde le hacen las revisiones.



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