Más allá del mar by Tamara McKinley

Más allá del mar by Tamara McKinley

autor:Tamara McKinley
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico
publicado: 2007-09-19T22:00:00+00:00


Prisión flotante Dunkirk, Plymouth, marzo de 1787

Según los días se volvían más calurosos, el hedor dentro de la prisión flotante se hacía cada vez más inaguantable y las pulgas se multiplicaban sin parar. Billy tenía ganas de que amaneciera ya de una vez para poder salir de los confines de la bodega y respirar el aire fresco del puerto. Muy grave tenía que ser la situación, pensó, para que un hombre prefiriera doce horas de trabajo agotador a pasarse el rato ganduleando en un catre de paja, pero al menos no tendría que soportar las chinches y los gemidos de los enfermos. Además, el trabajo lo mantenía en forma y con la mente ocupada. No le sentaba nada bien darle vueltas a la vida, cuando la única opción que le esperaba era la deportación.

Todo estaba a oscuras en las entrañas de la carraca podrida y Billy no podía dormir. Estaba esperando ver cómo la primera luz del día se filtraba entre las rendijas del casco. Hacía meses que habían acabado de construir el embarcadero y ahora él y los presos más fuertes estaban haciendo una carretera que iba de la barrera de portazgo hasta el puerto principal.

Movió los brazos, sacando músculos de donde antes solo había piel y huesos. Desde la visita del mariscal de campo, había comido mejor, le habían dado ropa limpia y Mullins se había guardado el látigo. Valía la pena tener amigos con influencias aunque nunca presumiera de ello. La vida era muy dura y si los demás sospechaban que recibía un trato preferente, iba a acabar con un cuchillo entre las costillas.

Tumbado en la oscuridad, oía la respiración dificultosa de Stan. Había destinado parte del dinero a conseguir comida de mejor calidad para su amigo de Norfolk, pero era evidente que le quedaba poco de vida. Conocía bien las señales dado que la Muerte visitaba a menudo la prisión flotante. ¿Qué iba a ser de Bess, su esposa, y su hijo? Billy no tenía ni idea. Seguramente acabaría pescando a otro Ya lo había visto en otras ocasiones. Las relaciones entre los presos eran frágiles y no tenían nada que ver con el amor y la lealtad. La gente se aferraba a los demás en busca de consuelo y seguridad y Billy había decidido tiempo atrás que estaba mejor solo.

Oyó el estertor que salía del pecho de Stan y su amigo se movió inquieto bajo la manta delgada que lo cubría. Entonces oyó a Bess, que intentaba reconfortarlo. Finalmente se dio la vuelta y cerró los ojos, tratando de apartar el ruido de su cabeza.

Stan había sido un fiel aliado de Billy desde que llegaron juntos a Plymouth. Después de tantos años, conocía el sistema carcelario como la palma de la mano y aunque su salud se había resentido, conocía todos los trucos de supervivencia. A pesar de su aspecto deteriorado, solo se llevaba cinco años con Billy. Seguramente hubiesen podido ser grandes amigos si no fuera porque Billy pronto descubrió que era mejor evitar todo vínculo con los demás.



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