martinez, noe - señalame un imbecil y me enamoro by Larissa

martinez, noe - señalame un imbecil y me enamoro by Larissa

autor:Larissa [Larissa]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 0101-01-01T00:00:00+00:00


CAPÍTULO 10

—No creo que destilar la de anoche bajo este sol aplastante sea una gran idea pero, por otro lado, es la mejor que tengo... —Inés acababa de abandonar a Clara y a Otilia para hacer el guiri total en la piscina del hotel. Una cabañita cubierta con hojas secas de palmera yacía graciosa en medio del agua sirviendo cócteles y zumos variados a todas las sirenas, ballenas y jóvenes castores que aliviaban sus calores con chapuzones de emergencia —Camarero, ¿sería tan amable de traerme un botellín de agua bien fría?

Se echó en la tumbona boca arriba y se tapó la cara con el Cosmopolitan Extra Bañadores que había bajado de la habitación. Pensaba dedicarse a la lectura y a la banalidad antes de notar cómo se le dilataban las venas de las sienes a cada cambio de postura. Pensó que sería más sensato esperar a que dejasen de sonarle tambores en el tarro para encadenar letras que sin duda serían palabras.

—Le dejo el agua sobre la mesa, señorita —Una voz juvenil y cadenciosa se alejó de ella y ya sólo oía el ruido de los niños que chapoteaban al tirarse a la piscina.

—Gracias, muy amable.

Estoy mayor, pensó, hace cinco años esto no me hubiese pasado. ¡Con lo que yo bebía por las noches! Hasta diez copas me llegué a chuflar en un día de guasa y ayer, mira tú, con tres o cuatro... No bueno, cinco o seis, o las que fuesen porque eran pequeñas. ¡Da igual! Estoy que no me tengo en pie, si por lo menos dejase de darme vueltas todo. ¡Uf, qué mal huele el papel del Cosmo cuando se calienta! Me voy a asfixiar, déjame levantar una esquinita por aquí abajo para que circule el aire... ¡Qué gusto, mucho mejoooooor! Si me llegan a jurar que Otilia iba a ser capaz de besar a otro tío que no fuese Gustavo, no lo hubiese creído en mi vida. ¡Vivir para ver! Es súper fuerte... No quiero ni pensar el lío que debe tener en la cabeza. ¡Pobre! Además, ella que siempre se definió como fiel y ahora... ¡Jodeeeeer, cómo me duele la cabeza! Si ese niño no deja de berrear voy a tener que tirarme al agua y sumergirlo forever. ¿Por qué cojones no le dará la pelotita su mamá? Ande, so vaca, láncesela bien fuerte a ver si del impulso toma tierra americana. ¡Qué pulmones, la virgen! Tengo que llamar a mi madre y decirle que esto sí que es vida, que el año que viene nos venimos las dos a disfrutar por lo menos quince días. A lo mejor una semanita juntas ya nos llega. ¿O quizá sería mejor mandarla con mi padre? No creo que pudiese aguantar el rol de hija pequeña más allá de dos días. Mejor que vengan los dos o que se vayan a Lanzarote. ¿Qué pareja de su edad no ha soñado ir a las Canarias? Algo de exótico le verán, digo yo, aunque, como esto, nada. ¡Qué sol



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