Los extraterrestres del planeta Apu by Ricardo González

Los extraterrestres del planeta Apu by Ricardo González

autor:Ricardo González [González, Ricardo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Divulgación, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2015-05-31T16:00:00+00:00


Arriba: el autor en una represa en el «Callejón de Huaylas», Áncash. Abajo: en Llanganuco, Yungay.

Arriba, el autor en Ichic Puna, Yungay. Abajo: una foto con el detalle de la piedra, en donde ocurrió el contacto del 12 de abril de 2015.

Arriba: una recreación de Antarel, realizada por el artista argentino Ramiro Rossi.

CAPÍTULO VII

Una entrevista con un apuniano

—Estás físicamente aquí —continuó Antarel, pero telepáticamente, mientras retiraba suavemente sus dedos de mi pecho⁠—; era importante que la experiencia se diera así. Te conectamos desde que eras niño. Y te guiamos a los grupos de contacto cuando eras un muchacho como parte de un «plan de entrenamiento». Ahora, eres un hombre, y seguimos juntos contigo… Así ha sido el proceso de muchos de ustedes.

Lo que decía el apuniano era verdad… Y resultaba alucinante ver que el extraterrestre seguía luciendo como ese hombre joven, de unos 35 años de «apariencia» —⁠ellos, en realidad, pueden vivir miles de años de los nuestros— que conocí hace tantos años en Chilca. Ahora yo lucía mayor que él…

Me hubiese encantado fotografiar en algún momento a Antarel, pero esa «evidencia» la tienen reservada… Yo les pregunté por qué no nos permiten regístralos en fotografías, y ellos me respondieron citando tres puntos cruciales. En primer lugar, porque la organización extraterrestre de la que forman parte —⁠la llamada «Confederación»—, no les permite entregar una «evidencia directa». Es su protocolo de acción con nuestra sociedad humana.

La segunda razón es que algunos de ellos pueden adaptarse a nosotros: o porque se parecen o porque pueden «mutar». No desean ser detectados. Una fotografía no es un «dibujo», es su imagen real, y ello los podría comprometer. Aquellos extraterrestres que se han infiltrado penetraron nuestras bases militares, laboratorios científicos e instalaciones de todo tipo. Pero no lo han hecho porque estén colaborando con algún gobierno o los propios militares, sino porque procuran «monitorear» nuestras actividades, y advertirnos, dentro de lo posible, que no nos hagamos daño… La tercera razón por la cual no entregan evidencias directas de la tripulación al testigo es porque lo podrían poner en peligro… No hace falta redundar en esto…

Ver los ojos de Antarel, era como echar un vistazo al Universo a través de un «ser humano de las estrellas». Como digo, el apuniano no había envejecido —⁠al menos, a mi mismo «ritmo» biológico—; se veía igual que en el primer contacto. Esto me hizo sentir que nuestra vida humana es muy, muy corta…

—El paso del hombre por la Tierra es un «instante», hermano —⁠me dijo—. Nosotros tenemos otra percepción del tiempo y de la vida. Por ello entendemos sus dudas, cuestionamientos y exigencias. Nos gustaría explicarles muchas cosas, pero todo debe ser dosificado y en su momento para que lo asimilen de la mejor forma.

—¿Por qué subir al interior de una de sus naves otra vez? ¿No podría haber sido de otro modo, tal vez a través de las puertas que ustedes pueden abrir? —⁠le dije en voz alta, más suelto luego de que Antarel me hablase en español.

Ya no era un diálogo entre un testigo y un ser «extraterrestre» que había visto antes.



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