Locas y perversas by VVAA

autor:VVAA [VVAA]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato. Realista
publicado: 2020-06-22T00:00:00+00:00

Eley Grey (Valencia, 1980) es profesora de Historia y se dedica a la docencia desde hace años. En 2014 publicó su primera novela, Las mujeres de Sara (La Calle). Ha escrito para distintos medios digitales, como Hay una lesbiana en mi sopa, MíraLES, El Cotidiano o Universo Gay. En abril de 2020 publicó Laberinto con Egales.

CINCO HORAS CON MARÍA

Eley Grey

Cinco horas con María

Hoy he matado una cucaracha. He tenido que hacerlo. La vi anoche en el suelo de la calle boca arriba y esta tarde, al pasar por el mismo sitio, me he dado cuenta de que aún se movía, encogía las patas en una súplica angustiosa. Te confieso que he dudado; he tenido que desandar mis pasos para perpetrar el crimen porque no he sido capaz en un primer momento. Ya estaba subida en el coche, de hecho. Hasta le había dado al contacto, imagina. Pero tenía un nudo aquí, en la boca del estómago, que no me dejaba ni respirar. Fíjate qué tontería. Me ha tocado apagar el motor, salir del coche, ponerme el abrigo y buscar la cucaracha. Después, sin mirarla a la cara, la he pisado bien fuerte para asegurarme de que sufría lo menos posible. Ha sido liberador, mira por dónde. Quiero creer que también ha sido liberador para ella. Luego ya he podido conducir en relativa calma. Y mira que a mí no me gusta conducir de noche. Además, con el cambio de hora, ya es noche cerrada. Una pena, con lo bonitas que son las tardes largas y soleadas, ¿a que sí, amor? ¿Te acuerdas cuando paseábamos juntas de la mano durante horas por la playa? Pero en primavera, que te gusta más, María. Y parecía que el día no se terminaba nunca, ¿eh? Y nos contábamos cómo nos había ido en el trabajo. Tú siempre me hablabas de esos alumnos que no te dejaban descansar, aunque fuera fin de semana. Aunque ya hubieran terminado las clases. Más que hablarlo conmigo, reflexionabas en voz alta. Porque, reconócelo, te gusta más hablar que un buen potaje. A mí no me importaba, nunca me ha importado que hablaras durante toda la tarde sin dejarme meter baza. Porque tu serenidad me da calma, María. Y, como hablas tan suave, se me antoja que acaricias las frases en vez de expulsarlas por la boca, como hace la mayoría de la gente. Por eso me casé contigo, porque eres diferente al resto. Lo más diferente que he encontrado nunca, en realidad.

Por cierto, hablando del resto, nos han dejado solas en la habitación. Cuando he llegado, ya no estaba la señora de Bétera… ¡Qué caramba!, se me ha olvidado el nombre… la del derrame. Es extraño, porque tampoco está la cama. No creo que se la hayan llevado al TAC, porque su hija, la pequeña, la que siempre está aquí por las tardes, se habría dejado algo en la mesita. No sé, su neceser o el abrigo, por ejemplo. Y, además, el armario está vacío. Es como si se hubiera evaporado.

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