Historia sencilla de la Ciencia by José Luis Comellas

Historia sencilla de la Ciencia by José Luis Comellas

autor:José Luis Comellas [Comellas, José Luis]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Ciencias naturales
editor: ePubLibre
publicado: 2006-12-31T16:00:00+00:00


La época de la revolución industrial

A fines del siglo XVIII y comienzos del XIX la revolución política cambió los destinos del mundo occidental. El Antiguo Régimen, caracterizado por la supremacía del poder real, fue sustituido por un Nuevo Régimen cuyos principios fundamentales son la libertad, el derecho del pueblo a la soberanía, la separación de poderes y el ejercicio del legislativo por un parlamento elegido. No siempre los electores fueron la mayoría, ni mucho menos la totalidad, pero por lo general se ejerció, en mayor o menor grado, el principio representativo. También se presumió de libertad de expresión y de prensa, y nacieron los partidos políticos. El Nuevo Régimen se impuso en los distintos países de América y en los de Europa occidental. En Europa central tendría que esperar más, y más todavía en Europa oriental; pero el ambiente de libertad cundió en casi todos los países del mundo civilizado, y el hecho no dejó de tener repercusiones en el desarrollo de la ciencia, que contó en adelante con menos entorpecimientos, y hasta, por lo general, con un ambiente admirador del progreso científico. Tal admiración existió ya, ciertamente, por parte de algunas clases distinguidas, en la época ilustrada; pero en el siglo XIX alcanzó un ámbito incomparablemente más amplio.

Tan importante como la revolución política fue la revolución social que la acompañó. En general, la vieja nobleza de sangre perdió en parte o del todo su antiguo poder, y fue sustituida en la mayoría de los puestos de mando por la «burguesía». Esta palabra, puesta de moda por la historiografía marxista, resulta hoy bastante resbaladiza. Hay muchas formas de entender lo que es la burguesía. Marx la asocia a la noción de «plusvalía», es decir, a la obtención por el «burgués» de un margen de beneficios abusivo en detrimento de un proletariado «explotado» por los poderosos. Proletario será así aquel trabajador que recibe como salario una cantidad inferior a lo que vale su trabajo. En este sentido solo serían «burgueses» los capitalistas que han emprendido un negocio, se enriquecen con él, y pagan un bajo salario a sus trabajadores. Sin embargo, las revoluciones suelen colocar en el poder a otro tipo de «burguesía», la que podemos llamar clase política, formada fundamentalmente por abogados y funcionarios. También existe una «burguesía intelectual», que es la que da las ideas, y con frecuencia las defiende en los parlamentos o en los periódicos. Raras veces la burguesía intelectual, y lo mismo podríamos decir de la «burguesía científica», recibe más de lo que vale su trabajo. Con frecuencia ocurre todo lo contrario. De todas formas conviene recordar dos hechos: primero, que existe en el siglo XIX una «mentalidad burguesa» muy característica, que abarca en cierto modo a todos los ciudadanos de las clases medias; y segundo, que quizá precisamente por eso cabe una suerte de alianza, consciente o inconsciente, entre las distintas burguesías.

Son las personas acomodadas, que poseen un suficiente capital inicial, las que inician un movimiento tan grande por lo menos como el político, o



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