El Reformatorio by David González

El Reformatorio by David González

autor:David González
La lengua: eng
Format: epub
editor: Sedonia's Magic Words


ABUSO DE PODER Y DENUNCIA

Aquello era para volverse majara. No tenía ningún sentido. ¿Qué demonios estaba sucediendo en esa puta prisión? ¿Qué coño pasaba con Sánchez?

Austin intentó explicarse, pero el guarda ni le dio la oportunidad.

Le golpeó con la porra en pierna y cara y lo dejó inconsciente.

Despertó en el agujero, entre más golpes. Tenía la pierna rota y le sangraba la oreja.

-¿No aprendes, verdad? Maldita alimaña. ¡Eres un sádico violador hijo puta! ¿Eres un futuro Ted Bundy, cabroncete?-

Sánchez no dejaba de burlarse mientras le aporreaba una y otra vez, con las risas de su colega, que también le atizaba patadas de vez en cuando por pura diversión. Sólo habría faltado Michael a la fiesta.

-A este tío hay que castrarlo, compañero. Le haremos un favor a la humanidad- aportó su colega.

-Buena idea- aseguró Sánchez.

Entre los dos lo sujetaron, a pesar de los gritos de súplica del recluso, quien estaba al borde del desmayo por los golpes, el dolor, las contusiones y la conmoción.

Lo desnudaron y le agarraron los huevos con fuerza. Austin gritó como un loco. Sus ojos adquirieron un tono rosa, probablemente tenía fiebre.

-¿Tienes un mechero, tío?- preguntó Sánchez.

-Creo que sí.

-¡No, no, no! ¡Por favor!-suplicaba Austin llorando de histeria e intentando desesperadamente zafarse de sus agresores.

La puerta se abrió sin más y Harvey hizo acto de presencia. Vio lo que ocurría y empalideció.

-¿Qué coño está pasando aquí, Sánchez?-

-Nada que te importe, Boy Scout. Lárgate.

El profesor hizo caso omiso y fue directo a por el chico. Le soltó y lo sacó de las garras del guardia. Austin se agarró al tutor como a una lapa. Abrazó sus piernas con desesperación.

-Suelta al cabroncete, Harvey. Esto no tiene nada que ver contigo. Este hijo puta ha violado y pegado a una puta. Lo pillé in fraganti. Le voy a castrar de por vida y a dar su merecido.

El docente no se lo pensó dos veces. Pegó un puñetazo al guardia en la cara, un golpe en el estómago y un derechazo que lo tiró al suelo.

-Tú eres el que merece un castigo, Sánchez. Ya te he puesto una denuncia y mañana me presentaré ante el director y le explicaré todo lo que les haces a los chavales. Como vuelvas a poner la mano encima a alguno de ellos te juro por dios que te mato, aunque acabe yo mismo en la cárcel, pero al menos habrá una mierda menos en este mundo.

Y a ti te recomiendo que no te acerques más a este cabrón o sufrirás otra denuncia por maltrato y por cobardía.

Ninguno de los dos se atrevió a decir ni a hacer nada. Harvey estaba fuera de sí, por primera vez en la vida daba miedo verlo, estaba lívido de enfado. Se le marcaban las venas del cuello.

El profesor se llevó al chico afuera estando desnudo, asustado, ensangrentado y con su pantalón en la otra mano.



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