EL PUNTO DE QUIETUD by RAMIRO CALLE

autor:RAMIRO CALLE [EDITORIAL NOUS]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2013-12-19T16:00:00+00:00

NO MENTIR O FALSEAR, AJUSTARSE

A LA REALIDAD TAL CUAL ES

Hemos tejido una vastísima y complicada urdimbre de autoengaños, resistencias, amortiguadores y componendas que nos impiden ajustarnos a la realidad tal cual es. Proyectamos nuestros temores, anhelos, ambiciones, miedos, hostilidades, frustraciones e interpretaciones. Interpretamos sobre la base de nuestra psicología, nuestros viejos patrones de conducta, nuestros puntos de vista y hábitos mentales coagulados. No somos capaces de ver; mucho menos de comprender con claridad. Buda dio muy altas instrucciones. Por algo investigó en la mente como nadie lo había hecho hasta entonces y fue capaz de sondear hasta lo más abismal de la misma. Una de estas instrucciones fue extraordinariamente simple, escueta y hermosa: “Ven y ve”. Es decir, ver más allá de actitudes egocéntricas, expectativas, memorias, temores y fantasías. Para ello se requiere mucha atención, mucha ecuanimidad, una mente muy viva, una percepción muy alerta y clara. De una observación tal surge la modificación interior, se despliega la consciencia, se vivencia el momento desde un área mental muy diferente a la habitual e ideacional. Todos hemos perpetuado en nosotros mismos una atmósfera interior de autoengaños y enfados. Somos expertos en falacias; somos grandes maestros en componendas y escapismos.

Nuestra negligencia, falta de atención y mecanicidad se reflejan en el cúmulo de mentiras y falsedades con que hemos cubierto nuestra vida. No sólo mentimos a los otros o les falseamos los hechos, sino que con más frecuencia todavía nos mentimos a nosotros mismos y rearreglamos falsamente los hechos para que los asuma la parte mecánica y compulsiva de nuestra persona. Al mentirnos y poner toda clase de filtros a la realidad, falseándola, nos apartamos de la sabiduría, que consiste en ver las cosas tal cual son desde la pureza de la mente. Pervertimos la realidad y así evitamos acoplarnos a ella tal cual es, lo que impide nuestro crecimiento interior y nuestra madurez. Tenemos que adiestrarnos en la disciplina saludable de evitar mentir y mentirnos y, sobre todo, intentar en cualquier circunstancia ajustarnos a la realidad tal como ella es, sin corromperla con la versión propia o descripciones personales. Así, la realidad se instrumentaliza al servicio del crecimiento interior, no pervirtiéndosela con ideaciones, viejos moldes de pensamientos, clichés socioculturales, expectativas o anhelos. Uno espera lo que ocurre y actúa como mejor le es dado según requieran las circunstancias.

Cuando se actúa con atención y ecuanimidad, se acierte o no, uno se responsabiliza de los propios actos y no hay ulterior lugar para neuróticas culpabilizaciones ni arrepentimientos, que a menudo utilizamos como pretextos para, autocastigándonos, redirmirnos, para en posteriores ocasiones seguir procediendo del mismo modo. El verdadero arrepentimiento no es un autocastigo psicológico, pueril y neurótico, sino un cambio real de actitud y de proceder. Hay que examinar los propios actos y corregir cuando no hayan sido los apropiados, cambiando la actitud interior y logrando una acción cada vez más impecable.

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