El mundo en bicicleta by Andoni Rodelgo

El mundo en bicicleta by Andoni Rodelgo

autor:Andoni Rodelgo [Rodelgo, Andoni]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Memorias, Viajes
editor: ePubLibre
publicado: 2015-02-15T16:00:00+00:00


POR EL CAMINO DE LA LIBERTAD

EE. UU. - Noreste

(abril-mayo, 2007)

Los paisajes de la costa Atlántica no son nada extraordinarios. Una ruta monótona, poblada y con un tráfico tremendo. Pedalear por la costa es aburrido, con el objetivo de avanzar hacia el norte para cambiar de aires y conocer a los estadounidenses del noreste del país. Ya hemos encontrado a los estadounidenses del Lejano Oeste, los californianos, los tejanos, los sudistas y ahora nos tocan los yankees.

Todo el litoral norte de Carolina del Sur está lleno de hoteles de hasta diez pisos con vistas al mar, centros turísticos, restaurantes y salas de fiesta, como en Myrtle Beach, una avenida de casi cincuenta kilómetros con playa. El mayor problema que tenemos es buscar un lugar para acampar, ya que todo es propiedad privada y la ruidosa carretera se oye desde kilómetros.

Nos demoramos tres días para llegar hasta Wilmington, ya en Carolina del Norte, donde tenemos un contacto. Wilmington es una de esas ciudades que detestamos, por lo que nos tiramos todo el día en la casa. John conoce España porque en su juventud fue militar y estuvo destinado varios años en una base militar en el estado español. Los pocos estadounidenses que han salido de sus fronteras lo han hecho para servir al Ejército, sobre todo a España, Alemania, Japón y Corea del Sur.

Antes de llegar a Swansboro tenemos que dar un gran rodeo por una carretera llamada Freedom Way («camino de la libertad»), porque hay una inmensa base militar y no está permitido acercarse. Antes de empezar a buscar un lugar para acampar, hacemos la última parada. Nada más decirme Alice que hace tiempo que nadie nos invita espontáneamente, un chico que va en bicicleta nos invita a pasar la noche en su casa, que está a escasos metros. Junto a su pareja, nos propone pasar unos días en su casa y aceptamos.

Con Jim y Susan nos atiborramos de ostras y alguna vez que otra salimos a navegar en kayak. Ellos tienen que irse a Washington para unos días, y nos dicen que podemos quedarnos en su casa el tiempo que deseemos, así que aprovechamos el tiempo para descansar y actualizar nuestra página de Internet.

Vamos a la bahía de Cedar Island para coger un ferry y visitar las islas del Outer Banks, una cadena de islas que cubren la mitad de la costa de Carolina del Norte. Nada más llegar a las islas, el tiempo empeora, el viento cambia de dirección y lo tenemos en contra. En algunos tramos es casi imposible avanzar, la ventisca sopla más fuerte que nunca. Estamos en alta mar y para pasar de una isla a otra pedaleamos por una simple carretera suspendida en montículos de arena. Tenemos la impresión de que estamos rodando por encima de océano. Podemos llegar hasta el cabo Hatteras y acampamos a escasos metros del faro más alto de país. Cuando nos levantamos, el museo del faro está ya abierto y hay muchos visitantes. Discretamente dejamos el lugar. Alice está bastante cansada y no quiere pedalear, pero no nos queda otro remedio.



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