El mejor periodismo chileno 2013 by varios autores

El mejor periodismo chileno 2013 by varios autores

autor:varios autores [Stevenson Valdés, Alejandra]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9789569320859
editor: 2015
publicado: 2014-03-14T16:00:00+00:00


EL OLVIDO

—El Kenny es el único bueno para la lectura, se come todos los libros —dice risueño el alumno de Kinesiología Fernando Obando de 26 años, mientras muestra “su departamento”.

Vive en la biblioteca con su pareja, Fernanda Rodríguez, de Fonoaudiologia. Tienen living, dormitorio, baño, sala de estar; todo con muebles y sillones del edificio. Luce polera de Martin Luther King y largas rastas. Mientras muestra el lugar, su conejo, Kenny, que vive en la biblioteca, muerde cables de computadores y libros, entre otras cosas.

Obando fue uno de los iniciadores de la toma, y estuvo nueve días en huelga de hambre. Llegó a pesar 40 kilos, pero dice que no sirvió de nada. Este año no es alumno regular, porque se negó a costear un pagaré por su deuda. Estuvo a punto de matricularse en la U. Viña del Mar, volviendo a primer año, pero una vez allá sintió que iba contra sus principios y regresó a la toma. Dice que ya no espera nada, y que pronto tendrá que abandonar todo y buscar un trabajo.

Sale de la biblioteca y cuenta, al igual que Antón Pérez, que hace medio año lo que todos querían era una buena pelea de desalojo para sacarse la rabia. Que hacían ensayos con 200 personas, y asambleas para determinar estrategias de combate o aprender a hacer bombas molotov.

—Acá hacíamos los ensayos. Nos poníamos en dos escenarios: 50 personas acá y 50 allá, por si aparecían por los dos lados. Había encargados de pescar las lacrimógenas, con máscaras. Había dos per- sonas con pitos para avisar, y a las 12 de la noche tocaban y teníamos que estar preparados. Dormíamos vestidos.

Mientras cuenta esto, camina y mueve los brazos en una coreografía que nunca puso en acción.

—Había alumnos de Medicina encargados de los heridos. Si estábamos perdiendo íbamos a subir por este pasillo una gran cantidad de gente, y nos íbamos a sentar tomados de las manos. Aquí arriba iba a haber uno grabando. Ese era el movimiento final. Ese era el final digno que queríamos.

Luego queda en silencio. Recoge una botella de amoniaco que lo iba a salvar de una bomba lacrimógena.

—Es triste pescar tus bolsos e irte porque nadie te pescó. Nunca.



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