El final de un sueño by José María Vargas Vilas

El final de un sueño by José María Vargas Vilas

autor:José María Vargas Vilas [José María Vargas Vila]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: F
editor: SAGA Egmont
publicado: 2021-09-13T00:00:00+00:00


Y, Froilán Pradilla, decía en su Diario.

Paris...

Hela ya salvada...

¿salvada?

no se es tal, cuando se lleva la muerte dentro de Sí, por un decreto inexorable de la Naturaleza...

esta ley de herencia, que nosotros los médicos manejamos tanto en nuestro didactismo profesional, ¿existe en realidad, con caracteres ineludibles, e implacables como una Fatalidad?

existir sí; ella, es la ley de la especie;

pero, la herencia es, del dinamismo animal, de las condiciones físicas y de las bases específicas de cada especie o de cada grupo de especies; pero, lo que es extraño a la especie, y, accidental en el individuo, no sufre siempre las inexorabilidades de esa ley;

la enfermedad es una condición adventicia del individuo, no es una condición inherente de la especie;

el Hombre, puede sufrir todas las enfermedades, pero, no las trasmite todas;

ahora, si en esos grupos de especie, llamados, la familia, existen caracteres de herencia radicados en la sangre, se trasmitén indudablemente con caracteres más o menos modificados, en el acto de la procreación; como en la lepra, la sífilis o la epilepsia, pero, no así, si esos caracteres han sido adquiridos casualmente, y, por lesiones, no encontrados en la ascensión progresiva de la raza, porque la casualidad, no se hereda; no nacen cojos, los hijos del hombre que ha perdido una pierna en un accidente, ni mancos los de un obrero que perdió un brazo en una máquina, ni ciegos los de un vidriero, que pierde la vista en un accidente de su oficio;

ahora bien: las enfermedades del corazón, no son una tare fisiológica, una señal de degeneración trasmisible por la herencia; pero ¿ en calidad de vicio congenital están sometidas a esa ley?

¿ Susana Berteuil, ha heredado de su madre la lesión cardíaca, que llevó a aquélla al sepulcro, en plena juventud?

o, esa lesión, que estaba en estado latente se ha desarrollado al choque terrible, de las emociones sufridas, en el trágico accidente que llevó a su padre al sepulcro?

ambas hipótesis son admisibles, pero lo que hay de cierto en el caso, es que ha estado muy enferma, y que nos ha hecho sufrir mucho...

¿ por qué digo nos ha hecho, y no me ha hecho sufrir?

porque el dolor es una fraternidad, y, yo he visto a Jacques Molard, sufrir como yo, del dolor de ver enferma a Susana Berteuil...

acaso ha sufrido más que yo, porque él es un sentimental, y, como tal, presta a los acontecimientos proporciones desmesuradas...

es necesario haberlo visto, inclinado sobre el cuerpo exánime de Susana, en el momento de un síncope, o siguiendo con angustia, su respiración fatigosa, en los momentos de crisis, para medir lo que ha sufrido;

sus ojos brillaban con una inquietud febril, sus manos temblaban al pulsarla, como si temiesen sentir escapar la vida con la sangre de aquellas arterias; el insomnio hacía rojos los ojos, y, la emoción paralizaba sus juicios; no acertaba a diagnosticar nada, y, si yo no hubiese estado ahí, habría sido incapaz de prescribir el más inocente medicamento, para atenuar las fatigas cuasi asfixiantes de la enferma;

pauvre garçon!...

su



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