El arte de vivir by Jiddu Krishnamurti

El arte de vivir by Jiddu Krishnamurti

autor:Jiddu Krishnamurti [Krishnamurti, Jiddu]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Filosofía, Espiritualidad
editor: ePubLibre
publicado: 1963-01-01T05:00:00+00:00


Capítulo 14

Hay diversos factores implicados en la desintegración humana y hay diversas maneras en que los hombres se desintegran. Integrar es unir, completar. Si ustedes están integrados, sus pensamientos, sentimientos y acciones son enteramente una unidad que se mueve en un solo sentido, no se contradicen entre sí. Cada uno es, entonces, un ser humano total, sin conflicto. Eso es lo que implica la integración. Desintegrar es lo opuesto de eso, es desmoronar, despedazar, dispersar lo que ha sido unido. Y hay muchas maneras en que los seres humanos se desintegran, se desmoronan, se destruyen a sí mismos. Pienso que uno de los factores principales es el sentimiento de envidia, el cual es tan sutil que se le considera, bajo diferentes nombres, como valioso, útil, un elemento digno de estima en la conducta humana.

¿Saben lo que es la envidia? Empieza cuando todavía son muy pequeños: se sienten envidiosos de un amiguito que tiene mejor apariencia, que posee cosas mejores o una mejor posición social. Sienten celos si otro niño u otra niña les supera en la clase, si tiene padres ricos o si pertenece a una familia más distinguida. Así, la envidia o los celos empiezan a una edad muy temprana y gradualmente adoptan la forma de la competencia. Ustedes quieren hacer algo que les distinga, obtener mejores notas, ser mejores atletas que algún otro compañero, quieren superar a los demás, brillar más que ellos.

A medida que van creciendo, la envidia se vuelve más y más fuerte. El pobre envidia al rico y el rico envidia al más rico. Está la envidia de aquéllos que han tenido experiencias y quieren tener más experiencias, y la envidia del escritor que quiere escribir mejor todavía. El deseo mismo de ser mejor, de convertirse en algo meritorio, de tener más de esto o de aquello, es afán adquisitivo, es el proceso de acumular, de guardar. Si lo observan, verán que casi todos tenemos el instinto de adquirir, de poseer más y más saris, más ropas, más casas, más propiedades. Y si no es eso, entonces queremos más experiencias, más conocimiento; deseamos sentir que sabemos más que algún otro, que hemos leído mucho más que otro. Queremos estar más cerca que otros de algún funcionario importante con alta posición en el gobierno, o sentir que espiritualmente, internamente, estamos más evolucionados que los demás. Queremos ser conscientes de que somos humildes, virtuosos, de que podemos explicar cosas que otros no pueden.

Así, cuanto más adquirimos, mayor es nuestra desintegración. Cuanto más propiedades, más fama, más experiencia, más conocimiento acumulamos, más rápido es nuestro deterioro. Desde el deseo de ser o de adquirir más, brota la enfermedad universal de los celos, de la envidia. ¿No han observado esto en sí mismos y en las personas adultas que les rodean? ¿No han advertido cómo el maestro desea ser profesor y el profesor desea ser el director? ¿O cómo el propio padre o la madre de ustedes desean más propiedades, mayor reputación?

En la lucha por adquirir nos volvemos crueles. En la adquisición no hay amor.



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