Constelaciones y conjeturas by Norwood Russell Hanson

autor:Norwood Russell Hanson [Hanson, Norwood Russell]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias naturales
editor: ePubLibre
publicado: 1973-01-01T00:00:00+00:00

FIGURA 50. —Universo de Copérnico. El sistema copernicano se describe en el De Revolutionibus Orbium Coelestium. N. B. Se trata de la primera astronomía operativa que se puede representar como imagen cosmológica[*].

Naturalmente, el golpe maestro de Copérnico fue su reconfiguración heliocéntrica del sistema planetario, con el fin de dar cuenta de las llamadas ‘segundas desigualdades’, esto es, la posición de los planetas en la conjunción y oposición, así como sus puntos estacionarios y arcos retrógrados. La idea básica nos resulta muy simple. No había sido abrumadoramente difícil para Aristarco e incluso Ptolomeo reconoce continuamente las ventajas formales del movimiento terrestre (véase la figura 50). Un aspecto inmediatamente aparente de este esquema es su carácter interconexo. Las diversas posiciones de los planetas en cualquier momento son simultáneamente representables en tal configuración copernicana. Es algo que está en marcado contraste con la representación característica de la astronomía ptolemaica, como hemos visto ya muchas veces véase la figura 51a). Lo que caracteriza a los expedientes de computación representados en la figura 51a es la falta absoluta de interconexión. Pero en la medida en que los puntos estacionarios y los arcos retrógrados no representan para Copérnico problemas especies que hayan de ser abordados seriatim por medio de constelaciones de epiciclos, deferentes y ecuantes, sino que son más bien aspectos estructurales básicos de la geometría física del propio sistema planetario, ello entraña que todo cálculo en el seno de la teoría copernicana implique (implícitamente) a cualquier otro cálculo planetario posible. Ciertamente, se trata de una anticipación dramática del posterior dictum laplaciano, según el cual, dada una comprensión completa del estado del universo en un momento dado, un semidiós ‘poseído’ por las matemáticas podría calcular todas las demás configuraciones cósmicas pasadas y presentes. El carácter ‘sistemático’ de la redistribución copernicana del centro hacía idealmente que el astrónomo quedase comprometido con un cosmología general y no simplemente con un coqueteo parcial con las perturbaciones planetarias. Para decirlo de otro modo: los cálculos ptolemaicos constituían siempre soluciones específicas a problemas particulares de dos cuerpos, que eran un planeta cualquiera y la tierra. Sin embargo, los cálculos de Copérnico han de surgir siempre de consideraciones de varios cuerpos, al menos en principio. En efecto, en primer lugar, ha de orientar la tierra respecto al sol, el centro del sistema. A continuación, el planeta de que se trate ha de ser orientado tanto con respecto al sol (a efectos de cómputo) como con respecto a la tierra (a efectos de observación).

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