CERRADO 24 HORAS by Beatriz Pitarch

CERRADO 24 HORAS by Beatriz Pitarch

autor:Beatriz Pitarch [Pitarch, Beatriz]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Literatura de viajes
ISBN: 9788475848655
editor: LAERTES
publicado: 2017-03-20T00:00:00+00:00


Documentándome antes del viaje a Corea del Norte, leí en varios foros y periódicos algunos artículos dedicados a la habitual visita al metro. En uno de ellos se especulaba con la posibilidad de que no existiera tal metro, y que solo fuese un montaje más, alegando que en el recorrido turístico solo se permite el acceso a dos estaciones concretas. El metro, como el resto de transportes públicos de Corea del Norte, es solo para los norcoreanos. Los turistas podemos verlo y usarlo en condición de turistas, con guías y grupos organizados, sin posibilidad de comprar un billete por nuestra cuenta. Las dos paradas que se visitan son las mismas para todos los extranjeros. '¿Habría alguna más? ', se preguntaba el autor. La conclusión a la que llegaba en su análisis era que no existía tal metro, pero para demostrar a los pocos turistas occidentales sus habilidades logísticas, habían creado dos estaciones fantasma, a las que bajar a los occidentales y volverles a subir. Me resultó difícil encontrar libros medianamente objetivos, aunque éste tampoco llegue a serlo. O eran defensores a ultranza de la política dictatorial de Kim Il Sung y se deshacían en alabanzas hacia una vida llena de hazañas heroicas e indescriptibles, o se pasaban al lado contrario donde el escepticismo era tan intenso que acababa por desvirtuar también la vida real de los norcoreanos. Ni tan buenos ni tan malos, pienso yo. Dudar de que el metro es real o no, me parece demasiada incredulidad por parte del autor. O realmente los norcoreanos son unos auténticos genios creando estaciones de cartón piedra y actores contratados.

En realidad, lo que veo al entrar a la estación es un mapa con las dos líneas de metro que cruzan la ciudad, la roja y la azul. Entre las dos suman dieciséis estaciones, una de ellas en común.

Le pido a Kang que me traduzca algunas de las palabras en coreano que salen en el mapa. Son los nombres de las paradas, muy simbólicos todos ellos: Enriquecimiento, Gloria, Antorcha, Victoria, Reunificación, Retorno Triunfal, Campo Dorado, Estrella Roja o Camarada, entre otros. Los norcoreanos pagan 5 wones (1 euro = 140 wones) por billete, el equivalente a unos 0’05 euros, es decir, unas veinte veces menos de lo que se paga en Madrid en las mismas fechas. Veo a los norcoreanos comprar sus billetes, veo varias señales de metro repartidas por la ciudad y gente que baja y sube a través de ellas, así que no parece que sea un decorado. El hecho de que solo podamos acceder a dos estaciones —y el recorrido entre ambas—, imagino que tendrá más que ver con que serán las dos más bonitas, más luminosas, menos estropeadas o lo que sea, pero querrán mostrar lo mejor de sí mismos, y no llevarnos por las estaciones más descuidadas. Digo yo. Las escaleras mecánicas bajan. Bajan más. Un poco más. Siguen bajando. Aún no han terminado. No se divisa el final. Noventa metros hasta llegar al andén. Kang me asegura que en otras estaciones la profundidad es aún mayor.



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