Aquí no hemos venido a estudiar by Enric Juliana

Aquí no hemos venido a estudiar by Enric Juliana

autor:Enric Juliana [Juliana, Enric]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2020-07-01T00:00:00+00:00


1962

Durante las noches de insomnio, algunos presos de Burgos se arriman a las pequeñas ventanas de la celda por si ven pasar a Iuri Gagarin a toda pastilla entre las estrellas. Los progresos de la Unión Soviética en el espacio han tenido un impacto formidable. La patria del socialismo está dando una lección de modernidad a Estados Unidos. El lanzamiento del satélite Sputnik el 12 de abril de 1957 ha dejado a los norteamericanos impresionados. Los soviéticos han aprovechado el desarrollo de la balística para dar un paso que nadie imaginaba. Empieza entonces la gran carrera del espacio entre rusos y norteamericanos con fines propagandísticos, pero también con el objetivo de desarrollar la tecnología militar. El presidente Kennedy da instrucciones de acelerar el programa norteamericano pensando en un gran golpe de efecto: enviar astronautas a la Luna. El secretario general Jrushchov ordena no perder el ritmo y en un momento de delirio se llega a plantear la posibilidad de explosionar una bomba atómica en la superficie de la Luna, para que toda la humanidad vea las cartas que puede llegar a jugar la Unión Soviética. La idea no es suya, la ha planteado el físico atómico Yákov Zeldóvich, padre de la primera sonda Lunik, que los soviéticos han enviado con éxito a la Luna en 1958. Zeldóvich estuvo a punto de convencer al padre del programa espacial soviético, Serguéi Koroliov. Lanzamiento directo desde la base de Baikonur hacia la superficie de la Luna. ¡Pum! Una esfera con carga nuclear, treinta y tres horas de vuelo y un bonito espectáculo de fuegos artificiales visible desde todo el planeta Tierra. Los ayudantes de Zeldóvich y Koroliov consiguieron pararlo, antes de que el camarada secretario general diera la orden. Si el lanzamiento fallaba —y fallaban unos cuantos— se corría el riesgo de que el artefacto nuclear cayera en la Unión Soviética o en otro país y provocara una nueva guerra mundial. Años más tarde se supo que los militares norteamericanos habían trabajado con la misma hipótesis, explosionar una bomba atómica en la Luna, lo que desaconsejaron algunos científicos prudentes.

En 1962, soviéticos y norteamericanos lanzaron un total de veinte artefactos al espacio: naves tripuladas y pequeños satélites. El astronauta John Glenn empató con el vuelo de Gagarin (1961) dando tres vueltas a la Tierra a bordo de la cápsula Mercury, el 20 de febrero de 1962. Los soviéticos respondieron con otra proeza: entre el 12 y el 15 de agosto tuvieron dos naves dando vueltas simultáneamente a la Tierra, la Vostok 3 y la Vostok 4, con los cosmonautas Andrián Nikoláyev y Pavel Popovich. Aquel año los norteamericanos también lanzaron al espacio el primer satélite de telecomunicaciones, el Telstar. No todo era propaganda.

Pasaban otras cosas más inquietantes a cientos de kilómetros de altura. Aquel año 1962, norteamericanos y soviéticos explosionaron bombas atómicas en la estratosfera y más allá. En algunos lugares del planeta, no desde las ventanas de la prisión de Burgos, durante unos breves momentos se vio un segundo Sol y después unas espectaculares auroras que iban cambiando de color.



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