Uno y el universo by Ernesto Sábato

Uno y el universo by Ernesto Sábato

autor:Ernesto Sábato [Sábato, Ernesto]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo
publicado: 1944-12-31T23:00:00+00:00


HELIOCENTRISMO

La teoría heliocéntrica es tan sencilla que podría asombrar la resistencia que suscitó en la época de Copérnico. Hay dos razones para explicar este fenómeno. Primero, desdeñaba el antropocentrismo siempre ruidoso:

O God, I could be bounded in a nutshell

And count myself a king of infinite space.

Desde Moisés, la gente no quiere abdicar de sus privilegios cósmicos e imagina que de algún modo la Creación ha sido organizada en su beneficio particular. Bernardin de Saint-Pierre opinaba que el melón tiene rajas para facilitar su consumo en familia. Era inevitable que la doctrina copernicana chocase contra estos prejuicios teológicos y gastronómicos. Ya Aristarco de Samos había sido acusado de impiedad por la misma razón y el temeroso Pitágoras llevaba una doble contabilidad: geocéntrica para el público y heliocéntrica para su logia, como esos confiteros que no comen lo que venden.

El otro obstáculo fue, como siempre, el acreditado y siempre aconsejado por los ancianos sentido común. Esta institución es producto de unos pocos reflejos condicionados y de una experiencia escasa, lo que no impide que pretenda ser profética, con resultados invariablemente desastrosos. El modo de operar es así: un anciano ha viajado en carros y trirremes a la velocidad de cien estadios por hora; se ha fatigado y, a consecuencia del movimiento, se ha mareado. Si la Tierra girase en torno del Sol debería estar lanzada a una velocidad miles de veces más grande, lo que no puede ser cierto, puesto que ningún anciano se marea ni se queja.

La hipótesis heliocéntrica durmió hasta Copérnico. Uno de los responsables de esta catalepsia fue Aristóteles, que con su inmensa autoridad policial impidió cualquier alzamiento contra el régimen establecido. Schopenhauer y Bertrand Russell afirman que este filósofo constituyó una calamidad pública que duró veinte siglos. Muchos se enojan arguyendo que fue un gran genio. No veo la contradicción: solamente un gran genio puede constituir una gran calamidad. Si Aristóteles hubiese sido un mediocre no habría sido capaz de impedir durante dos mil años el advenimiento de la nueva física. Los genios promueven grandes adelantos en el pensamiento humano; pero, cuando les da por estar equivocados, son capaces de frenarlo durante varios siglos.



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