Una prometida inesperada by A. S. Lefebre & Verónica Mengual

Una prometida inesperada by A. S. Lefebre & Verónica Mengual

autor:A. S. Lefebre & Verónica Mengual [Lefebre, A. S. & Mengual, Verónica]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2021-10-01T00:00:00+00:00


* * *

Kalsie se miró en el espejo y frunció el ceño. Pese a que ir al teatro era una de las cosas que más le gustaba, sentía que esa noche no la disfrutaría. La insistencia de Megan para que aceptara al barón ya le estaba molestando, aunque él era de su agrado físicamente, sus hermanas pequeñas tenían razón, había algo que… Probablemente fuese que lord Avery no era Ethan.

Además de eso, el único dueño de su corazón era Ethan. No podía negarlo. Kalsie intentó ver al barón de otra manera, pero le era muy difícil. Ella estaba segura de que el marqués era ese gran amor del que tanto le habló su madre, y por eso sentía que jamás se volvería a enamorar, aunque lo intentara. Tampoco quería pasar el resto de su vida con alguien a quien no pudiera entregarle su corazón.

Después de que su hermana dejara de atosigarla mientras elegían un vestido para esa noche, Kalsie pensó que lo mejor era rechazar al barón pronto, antes de que hablara con el duque y se viera comprometida en un matrimonio que no deseaba.

Kalsie se miró una última vez en el espejo. Tomó los guantes, su ridículo, y bajó. Megan y el duque la esperaban en el recibidor, y por la expresión de ambos supuso que ahí la única que disfrutaría la noche sería su hermana, porque incluso el duque se veía… ¿molesto?

—Sabía que esa sería una excelente elección. Estás preciosa con ese vestido, y el barón se va a enamorar más de ti apenas te vea —comentó la duquesa con hilaridad.

Lord Dash carraspeó.

—Es momento de irnos o no llegaremos a tiempo —dijo el duque con frialdad. No podía esperar para ver la cara de su amigo cuando viera a su pupila. Mentiría si dijera que no se estaba divirtiendo al ver los aprietos de Ethan.

Ambas asintieron, salieron en cuanto el señor Rain les abrió la puerta y se subieron al carruaje.

Durante el camino, Megan comenzó a hablar del barón, pero el duque la interrumpió hablando del tiempo. Luego se sumieron en el silenció y por suerte el recorrido no fue muy largo.

Al llegar al teatro, Albert Dawson, barón de Avery, les esperaba a las puertas, vestido con un traje formal marrón oscuro que le sentaba muy bien, pero que no la impresionó.

—Lord, lady Dash, señorita Robinson, bienvenidos —les saludó con una inclinación de cabeza el pretendiente.

—Pensé que se os haría tarde, Dash —dijo una voz varonil a espaldas de ella que bien conocía.

Kalsie se giró lentamente, después de sentir un escalofrío recorrer toda su columna vertebral, y se encontró con unos ojos aguamarina que la miraban con intensidad, y que provocaron que su corazón se acelerara. El marqués vestía un traje a la medida en tono azul oscuro que le sentaba como un guante, y su lustroso cabello estaba peinado hacia atrás. Ese caballero sí la impresionó. Incluso sus rodillas se sintieron mantequilla.

—Señorita Robinson, se ve muy hermosa esta noche —le dijo Wyatt acercándose a ella, besando su mano y lamentando los estúpidos guantes que protegían su piel de sus labios.



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