Un estafador duerme en la habitación de abajo by S. F. Tale

Un estafador duerme en la habitación de abajo by S. F. Tale

autor:S. F. Tale [Tale, S. F.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Humor, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-07-28T00:00:00+00:00


* * *

El grupo se había dividido en tres subgrupos bien organizados entre sí: Carolina y Nerea estarían entre bambalinas; Diego y Miguel serían los encargados de servir las consumiciones para estar pendientes de las diversas conversaciones que pudieran ser relevantes para el caso, en la barra improvisada que habían montado; los que iban a seguir tanto los pasos de McKenzie como del auditor, si era que estaba en la fiesta, serían Dany, Matt, Maxine, Sony y Alex, quienes llegaron con el chófer de Nerea.

—¡Malditos tacones! —se quejó Sony de sus sandalias del mismo color verde esmeralda que el vestido estilo romano que le había dado Nerea, que se ajustaba a su cintura por un cinturón dorado—. ¿Es que no saben que con estos calores a una se le hinchan los pies?

—Tendrías que haber hecho como yo y no haberle hecho caso a Nerea, me puse los más viejos que tenía para estar cómoda. —Alex se enorgulleció de su idea.

—Claro que sí, restriégamelo en la cara —bufó cabreada Sony.

El primer escollo que debían pasar era el detector de metales, por ello los chicos se sacaron los relojes y ellas sus respectivas pulseras, que eran los micros. Por último, la seguridad que recogía las invitaciones. No debería haber ningún problema para los miembros postizos de la familia Hutchinson; sin embargo, a veces los planes no salían bien.

—Disculpen, pero voy a tener que llamar a sus abuelos. —El hombre era un cuatro por cuatro que con un solo dedo te mandaba al otro lado. Lo más inquietante era cómo le resplandecía su cabeza pelada.

—¿En serio los va a molestar en sus vacaciones? —Matt chasqueó la lengua, negando con la cabeza—. Llame, llame. —Hizo un gesto histriónico con la mano.

El guardia telefoneó a los Hutchinson y, sin saludar, abrió los ojos como un sapo por el jaleo que una voz le montó al otro lado de la línea.

—Vale, vale, señor. Por favor, pasen. —Les indicó sin haber colgado—. Disculpen las molestias.

—Molestia la suya. —Maxine se removía dentro de su vestido blanco de tirantes, con una gran abertura en el lado derecho que al caminar mostraba las piernas, la parte de atrás estaba confeccionada de gasa y los botones le llegaban al final de la espalda. Tuvo que rascarse el culo.

—¿Por qué te rascas el culo, hermanita? —inquirió Matt. Las cejas parecían que iban a salirle de la cara.

—Cada vez que noto el peligro me pica, es un tic que tengo desde niña.

—Qué curioso.

Alex no pudo más que abrir la boca al llegar a la entrada de la casa. Una cosa era ver los planos, otra era la construcción. El porche era de estilo colonial, con cuatro columnas que sostenían la terraza del piso superior. Tras pasarla, suelos blancos como los muebles saludaban a los invitados, como la gran escalinata curvada que ocupaba parte del enorme vestíbulo. Una camarera muy amable los condujo por un pasillo amplio hasta el jardín trasero donde se reunieron con Sony y Dany, y las más de cien personas que había.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.