Tres maestros (Balzac, Dickens, Dostoievski) by Stefan Zweig

Tres maestros (Balzac, Dickens, Dostoievski) by Stefan Zweig

autor:Stefan Zweig [Zweig, Stefan]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Memorias
editor: ePubLibre
publicado: 1920-01-01T05:00:00+00:00


LOS PERSONAJES DE DOSTOIEVSKI

Oh, no creáis en la unidad del hombre.

DOSTOIEVSKI

Volcánico él mismo, volcánicos tenían que ser sus héroes, pues en último término cada hombre da testimonio sólo del dios que lo creó. No aceptan pacíficamente su lugar en nuestro mundo, por doquier descienden con su sensibilidad hasta los problemas prístinos. El hombre nervioso de hoy que llevan dentro está emparejado con el ser del principio, que nada sabe de la vida fuera de su pasión y, junto con los últimos conocimientos, balbucea las primeras preguntas del mundo. Sus moldes todavía no se han enfriado, sus rocas no se han estratificado ni se han pulido sus fisonomías. Son eternamente incompletos y, por tanto, están doblemente vivos. Pues el hombre perfecto es a la vez el hombre acabado y en Dostoievski todo tiende hacia lo infinito. Los hombres le parecen héroes y dignos de ser moldeados artísticamente sólo en tanto que se desavienen con ellos mismos, en tanto que son naturalezas problemáticas: como hace el árbol con los frutos, Dostoievski sacude los personajes acabados, maduros. Ama a sus personajes sólo mientras sufren, mientras poseen la forma sublimada y discrepante de su propio destino, mientras son un caos que quiere convertirse en Destino.

Coloquemos a sus héroes ante otro cuadro para comprender mejor su maravillosa singularidad. Comparémoslos. Si recordamos a un héroe de Balzac como típico de la novela francesa, de modo inconsciente nos representamos una imagen de lo rectilíneo, de lo cerrado e internamente acabado. Un concepto claro y sujeto a leyes como una figura geométrica. Todos los personajes de Balzac están hechos de una misma sustancia que la química del alma puede analizar con toda exactitud. Siendo elementos puros, poseen todas las propiedades esenciales que como tales les corresponden, por tanto también las formas típicas de reacción en el plano moral y en el psíquico. Apenas si son hombres ya, sino casi propiedades hechas hombre, máquinas de precisión de una pasión. Al lado de cada nombre que aparece en Balzac se puede colocar una propiedad correlativa: Rastignac es sinónimo de ambición; Goriot, de sacrificio; Vautrin, de anarquía. En cada uno de estos hombres una fuerza motriz dominante absorbe todas las demás fuerzas interiores y las impulsa en la dirección que marca la voluntad central de vivir. Estos héroes se pueden clasificar por categorías, pues sus almas llevan incorporado un único resorte que con una determinada cantidad de energía los impulsa a través de la sociedad: lanza como proyectiles en medio de la vida a esos jóvenes. Exagerando el sentido, uno se siente tentado de llamarlos autómatas por la precisión con que reaccionan a cualquier estímulo vital, y en realidad son como máquinas en su despliegue de fuerzas, y en su resistencia, factores que un técnico podría calcular. Quien esté algo familiarizado con Balzac puede prever la respuesta de un personaje a determinados hechos, igual que se calcula la parábola de una piedra lanzada por su peso y la fuerza del lanzamiento. Grandet, el Harpagón, será más avaro a medida que su hija se manifieste más heroica y dispuesta al sacrificio.



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