Temor y Temblor by Søren Kierkegaard

Temor y Temblor by Søren Kierkegaard

autor:Søren Kierkegaard [Kierkegaard, Søren]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Filosofía
editor: ePubLibre
publicado: 1842-12-31T16:00:00+00:00


PROBLEMA II

¿EXISTE UN DEBER ABSOLUTO PARA CON DIOS?

Lo ético es lo general, y como tal, también lo divino. Por eso se puede decir con razón que todo deber es, en el fondo, deber para con Dios; una vez afirmado esto, puedo añadir que, hablando con propiedad, no tengo ningún deber para con Dios. El deber es tal deber como se refiere a Dios, pero en el deber en sí no entro en relación con Dios sino con el prójimo a quien amo. Si, en esta circunstancia, afirmo que tengo el deber de amar a Dios, estaré simplemente cayendo en una tautología, pues Dios está tomado en el sentido totalmente abstracto de lo divino, es decir, de lo general, o sea, del deber. De este modo la existencia integral de la especie humana se cierra en sí misma adoptando la forma de una esfera perfecta, convirtiéndose lo ético con continente y contenido al mismo tiempo. Dios pasa a ser entonces un punto invisible de convergencia, una idea desvaída, cuyo poder sólo reposa en la ética que se refiere a la existencia terrena. Y si alguien trata de amar a Dios de manera diferente a la que acabamos de indicar, estará esforzándose en vano, pues amará a un fantasma que de poder hablar le diría: «No te estoy pidiendo tu amor; limítate a continuar bien en cualquier otra cosa de la especie, comete un pecado y se encuentra sumido en la Anfaegtelse. Existe una interioridad inconmensurable con lo exterior y donde estás». Si alguien se imaginara estar amando de otra manera, su amor resultaría tan sospechoso como ese amor del que habla Rousseau: un hombre amaba a los paganos en lugar de amar a su prójimo.

Si la exposición que acabamos de hacer es correcta, si no existe nada inconmensurable en la vida humana sino que lo inconmensurable que aparece en ella resulta serlo por un puro azar sin consecuencias, en la medida que la existencia se considera desde el punto de vista de la idea, en tal caso tiene razón Hegel, pero se equivoca cuando habla de la fe, o cuando nos invita a considerar a Abraham como el padre de la fe, pues a causa de lo que ha aceptado anteriormente, ha condenado tanto a Abraham como a la fe. En la filosofía hegeliana[80] das Aussere (die Entäusserung) es superior a das Innere. Esto viene frecuentemente ilustrado con un ejemplo: el niño es das Innere y el hombre das Aussere; el niño está, en consecuencia, determinado por lo exterior y, el hombre, inversamente, como das Aussere, está determinado por das Innere. La fe consiste, al contrario, en la paradoja siguiente: lo íntimo es superior a lo exterior, o lo que es lo mismo y para recurrir de nuevo a algo ya dicho, el número impar es superior al número par.

En la concepción ética de la vida, la tarea del Particular consiste en despojarse de su interioridad para expresarla en algo exterior. Y cada vez que el Particular se echa atrás ante



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