SuperFreakonomics by Steven D. Levitt & Stephen J. Dubner

SuperFreakonomics by Steven D. Levitt & Stephen J. Dubner

autor:Steven D. Levitt & Stephen J. Dubner [Levitt, Steven D. & Dubner, Stephen J.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales, Economía, Sociología
editor: ePubLibre
publicado: 2009-10-19T16:00:00+00:00


Para un reportero recién estrenado como Gansberg y un redactor jefe ambicioso como Rosenthal —que más adelante escribió un libro, Thirty-Eight Witnesses acerca del caso y llegó a ser director del Times—, fue un éxito incuestionable. No ocurre con frecuencia que dos periodistas modestos puedan contar una historia que decida la agenda pública durante décadas en un tema como el de la apatía cívica. Así pues, está claro que ellos tenían fuertes incentivos para contar esa historia.

Pero ¿era verdad?

Tal vez la persona más adecuada para responder a esta pregunta sea Joseph De May Jr., un abogado de derecho naval de sesenta años que vive en Kew Gardens. Tiene una expresión sincera, pelo negro y escaso, ojos avellanados y carácter jovial. No hace mucho, en una fresca mañana de domingo, nos guió en un recorrido por el barrio.

—El primer ataque ocurrió más o menos aquí —dijo, parándose en la acera de Austin Street delante de una pequeña tienda—. Y Kitty aparcó su coche allí, en el aparcamiento de la estación —dijo señalando una zona situada a unos 35 metros.

El barrio ha cambiado poco desde el crimen. Los edificios, calles, aceras y zonas de aparcamiento siguen siendo como eran. El Mowbray, un bloque de pisos de ladrillo bien mantenido, sigue alzándose en la acera de enfrente del lugar del primer ataque.

De May se mudó al barrio en 1974, una década después de la muerte de Genovese. El crimen no era algo en lo que pensara mucho. Hace varios años, De May, miembro de la sociedad histórica local, creó una página web dedicada a la historia de Kew Gardens. Al cabo de algún tiempo, le pareció que debía añadir una sección acerca del asesinato de Genovese, ya que era la única razón por la que Kew Gardens era conocido en el mundo exterior, si es que alguien lo conocía.

Mientras reunía viejas fotografías y recortes de prensa, empezó a encontrar discrepancias con la historia oficial del caso Genovese. Cuanto más concienzudamente reconstruía el crimen, buscando documentos legales y entrevistando a ancianos, más se convencía de que la legendaria historia de los 38 testigos apáticos era… bueno, demasiado legendaria. Como abogado que es, De May diseccionó el artículo del Times e identificó seis datos erróneos solo en el primer párrafo.

La leyenda sostenía que 38 personas «permanecieron fascinadas en sus ventanas» y «presenciaron cómo un asesino perseguía y apuñalaba a una mujer en tres ataques separados», pero que «nadie llamó a la policía durante la agresión».

La verdadera historia, según De May, era más parecida a esto:

El primer ataque ocurrió aproximadamente a las 3.20 de la madrugada, cuando la mayoría de la gente estaba dormida. Genovese gritó pidiendo ayuda cuando Moseley la apuñaló en la espalda. Esto despertó a algunos inquilinos del Mowbray, que corrieron a sus ventanas.

La acera no estaba bien iluminada, así que pudo ser difícil distinguir qué estaba ocurriendo. Tal como declaró Moseley más adelante: «Era muy tarde y yo estaba bastante seguro de que nadie podía ver bien desde la ventana». Probablemente, lo único que alguien habría podido ver era un hombre de pie y una mujer en el suelo.



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