Scarpetta by Patricia Cornwell

Scarpetta by Patricia Cornwell

autor:Patricia Cornwell [Cornwell, Patricia]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
ISBN: 9788466645928
editor: Ediciones B
publicado: 2010-01-21T16:00:00+00:00


18

El despacho de la doctora Lester era una exposición de títulos, certificados, menciones honoríficas, así como de fotos donde se la veía con casco y traje blanco de seguridad, excavando en El Hoyo, como llamaban a lo que había quedado del World Trade Center quienes trabajaban allí.

Estaba orgullosa de su colaboración en la investigación del 11—S y no parecía que eso la hubiera afectado personalmente. Scarpetta no había salido tan bien parada después de casi seis meses en Water Street, examinando a mano como un arqueólogo millares de cubos de tierra, buscando efectos personales, fragmentos humanos, dientes, huesos. Ella no tenía fotos enmarcadas en su casa. No tenía presentaciones en PowerPoint. No le gustaba hablar de ello, se había sentido casi literalmente envenenada por la experiencia, de un modo que aún hoy la desconcertaba. Era como si el terror experimentado por aquellas víctimas al ser conscientes de su muerte segura hubiera quedado flotando, impregnando de miasmas el espacio en donde habían estado al morir y los restos que dejaron y que luego hubo que rescatar, meter en bolsas, numerar. Casi no podía explicarlo, pero no era algo para vanagloriarse ni para presumir.

La doctora Lester cogió un sobre grueso que había encima de su mesa y se lo pasó a Benton.

—Fotos de la autopsia, mi informe preliminar, el análisis del ADN —dijo—. No sé qué te dio Mike de todo esto, a veces se despista un poco.

Mencionó a Mike Morales como si fueran grandes amigos.

—Según la policía, se trata de un homicidio —dijo Benton.

No abrió el sobre sino que se lo entregó a Scarpetta, ostensiblemente.

—No es la policía quien debe decirlo —contestó la doctora Lester—. Seguro que Mike no piensa lo mismo. O caso de que sí, él sabe cuál es mi postura.

—¿Y qué dice Berger? —preguntó Benton.

—Ella tampoco es quien ha de decidir si es o no homicidio. La gente lo pasa realmente mal haciendo cola. Yo siempre digo que los condenados que terminan aquí abajo no tienen la menor prisa, así que tampoco deberíamos tenerla los demás. De momento he dejado sin concretar la causa de la muerte, sobre todo a la luz del ADN. Si este caso ya me hacía dudar, ahora, la verdad, estoy completamente en el limbo.

—Entonces no cuentas con determinar la causa de la muerte en breve plazo —dijo Benton.

—Yo ya no puedo hacer nada. Estoy a la espera —dijo.

Era justo lo que Scarpetta no quería oír. Además de no haber pruebas que justificaran detener a Oscar, legalmente no había habido ningún crimen. Podía ser que se viera obligada a mantener el secreto de lo hablado con él durante mucho tiempo.

Al salir del despacho, la doctora Lester dijo:

—Por ejemplo, en la vagina tenía una especie de lubricante. No es corriente en un caso de homicidio.

—Es la primera vez que alguien menciona un lubricante —dijo Scarpetta—. No sale en ninguno de los informes preliminares que he leído.

—Comprenderás, naturalmente —respondió la doctora Lester—, que estos perfiles de ADN que da el CODIS no son más que números.



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