Minecraft. La batalla de Zombie Hill by Nancy Osa

Minecraft. La batalla de Zombie Hill by Nancy Osa

autor:Nancy Osa [Nancy Osa]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788467045727
editor: Espasa Infantil
publicado: 2015-07-28T00:00:00+00:00


Capítulo 10

Rob se quedó impresionado, el Coronel M. era un jinete legendario. Justo lo que necesitaban para idear un sólido plan de batalla.

—Solo hay un problema —dijo Kim mientras escribía en su ordenador—. El vendedor dice que el Coronel... ya no acepta visitas.

Turner dio un resoplido.

—¿Y qué? Vamos ahí y llamamos a su puerta virtual. No puede echar a nadie del Inframundo.

—Quizá porque solamente un idiota pasaría tiempo allí de forma voluntaria. Aparte del Coronel, claro —dijo Jools.

—Cierto —participó Stormie—. Pero es genial como vía de transporte. Antes de conoceros, estaba considerando la posibilidad de usarlo para evitar las emboscadas en las fronteras.

—La verdad es que no es precisamente un sitio adonde puedas ir y relajarte —le explicó Frida a Rob.

—¿Por qué? —preguntó él, inquieto.

—Fuertes cataratas de lava —respondió Turner.

—Y donde hay lava, hay criaturas de fuego —añadió Jools.

—Ghasts —dijo Stormie—. Te pueden dejar para el arrastre.

—¡Y no os olvidéis de los hombrecerdos zombis! —comentó Kim.

Rob se quedó con los ojos como platos.

—Unos zombis hombre... ¿qué?

—Has oído bien —asintió Kim—. Y a los hombrecerdos zombis no les afecta la lava.

A Rob le daba vueltas la cabeza, todos parecían grandes obstáculo. Intentó mostrarse seguro.

—¡Bueno, al menos no hay esqueletos! Eso es un alivio —rio ingenuo.

—Uy, sí que los hay —dijo Kim—. Esqueletos wither, a granel.

Frida se dio cuenta de la expresión desencajada de Rob.

—Capitán, creo que necesitas un poco de orientación. A ver, «Inframundo para dummies»...

Entonces le hizo una descripción del hogar del Coronel M. En el Inframundo, el tiempo no avanza y los mapas son de poca ayuda. El terreno de infiedra es escarpado, irregular y lleno de fosos y trincheras. Aunque atravesarlo puede llevar mucho más lejos que yendo por la superficie del mundo real, es muy complicado caminar por la infiedra. Aunque hay algunos caballos y mulas que lo llevan mejor que los humanos.

—Beckett, por ejemplo, se las puede apañar bien —dijo Jools sobre su caballo todoterreno.

—Será con una poción de rapidez —comentó Stormie—, porque seguramente tengas que huir a toda mecha de las criaturas y las riadas de lava.

Turner entrelazó los dedos y apoyó las manos sobre su cabeza.

—Y espero que te guste el fuego —dijo.

—¿A quién no? —respondió Rob, desfallecido.

—El fuego se genera de forma espontánea —explicó Turner—. ¡Bum! Y además está lleno de cosas que arden: lagos de lava, llamaradas, cubos de magma...

—Ugh... —Jools tembló—. Están esos slimes magmáticos...

—No parece un sitio muy acogedor —intuyó Rob—. Entonces, ¿por qué va la gente al Inframundo?

A Turner se le encendieron los ojos.

—¡Por los tesoros! Hay a montones.

Frida frunció el ceño ante esta demostración de la constante avaricia de su amigo mercenario.

—O en el caso del Coronel M., para no tener vecinos molestos. Seguramente se cansó del mundo real después de todo lo que hizo en la Primera guerra.

Rob se tomó esta información con inquietud. Si el Coronel M. se había cansado del mundo real, ¿qué posibilidades tenían de recuperar la paz? Visto así, el Inframundo no parecía tan malo. O puede que demasiado malo.

—¿Seguro que en el Inframundo no hay dragones que escupen fuego? Porque es lo único que le falta —preguntó.



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