LAS MIL Y UNA NOCHES (Spanish Edition) by Anónimo

LAS MIL Y UNA NOCHES (Spanish Edition) by Anónimo

autor:Anónimo [Anónimo]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Unknown
publicado: 2012-06-01T16:00:00+00:00


storia de Abdalah de la tierra y de Abdalah del mar

Y Schehrazada dijo al rey Schahriar:

Se cuenta —¡pero Alah es más sabio!— que había un hombre, pescador de oficio, que se llamaba Abdalah. Y el tal pescador tenía que mantener a sus nueve hijos y a la madre, y era pobre, muy pobre, hasta el extremo de que por toda hacienda no tenía más que su red. Y esta red le servía de tienda y con ella se ganaba el pan y era la única puerta por la que entraban recursos en su casa. Tenía costumbre de ir todos los días a pescar en el mar; y si pescaba poco lo vendía y se gastaba la ganancia con sus hijos, según lo que le hubiera concedido el Retribuidor; pero si pescaba mucho, con el dinero de la ganancia hacía que su esposa cocinase una comida excelente, y compraba frutas y se lo gastaba todo con la familia, sin escatimar ni economizar, hasta que no le quedaba nada entre las manos; porque se decía: "¡Mañana nos vendrá el pan de mañana!" Y así vivía al día, sin anticiparse al destino del día siguiente.

Pero un día su esposa parió al décimo varón, pues merced a la bendición, los otros nueve eran también varones. Y aquel día precisamente no había en absoluto nada que comer en la pobre casa del pescador Abdalah. Y dijo la mujer al marido: "¡Oh mi amo, la casa tiene un habitante más, y todavía no ha llegado el pan del día! ¿No vas a buscarnos algo para sostenernos en este momento penoso?" El contestó: "¡Ahora voy a salir, confiándome a la voluntad de Alah, e iré a pescar en el mar, arrojando mi red a la salud de ese niño recién nacido, para juzgar así de su suerte futura!" La mujer le dijo: "¡Pon tu confianza en Alah!" Y el pescador Abdalah se echó al hombro su red y se fué al mar...

En este momento de su narración, Schehrazada vió aparecer la mañana, y se calló discreta.

Y cuando llegó la 506ª noche

Ella dijo:

"...Y el pescador Abdalah se echó al hombro su red y se fué al mar. Y arrojó al agua la red a la salud del recién nacido, y dijo: "¡Oh Dios mío, haz que su vida sea fácil y no difícil, abundante y no insuficiente!" Y tras de haber esperado un momento, sacó la red y la encontró llena de basura, de arena, de casquijo y de hierbas marinas, ¡pero no vió absolutamente ni la huella de un pez grande o pequeño! Entonces se asombró y se le entristeció el alma, y dijo: "¿Habrá creado Alah a ese recién nacido para no adjudicarle ninguna hacienda ni ninguna provisión? ¡Eso no puede ser, no podrá ser nunca! ¡Porque Quien ha formado las mandíbulas del hombre y le ha trazado dos labios en la boca, no lo hizo en vano, y ha cargado con la responsabilidad de subvenir a sus necesidades, porque es el Previsor, el Generoso. ¡Exaltado sea!" Luego se cargó al hombre su red y fué a echarla al mar en otro sitio.



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