La trastienda de los servicios de inteligencia by Fernando San Agustín

autor:Fernando San Agustín [San Agustín, Fernando]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Memorias
editor: ePubLibre
publicado: 2023-06-08T00:00:00+00:00

De mal en peor. Operación Masada

El director accedió gustoso a una entrevista con el servicio israelí. Sobre la mesa habían expuesto todos los documentos recogidos en la Operación Publicidad. Horas después, los israelíes recibieron una serie de carpetas, pero continuaban molestos porque según ellos faltaban documentos, lo que demostraba nuestra falta de lealtad. Estaban seguros de que habíamos explotado la información contenida en esa documentación antes de que ellos pudieran hacerlo.

El director les hizo ver que no teníamos interés en esa documentación, pero sí en la otra, y gracias a ella varias empresas industriales, de bienes raíces y otras sociedades ligadas a ETA habían sido incendiadas, voladas o vandalizadas por grupos de «sintecho». Estas acciones habían supuesto a la organización terrorista y a sus simpatizantes pérdidas de gran importancia.

Unos meses más tarde, el director recibió de los israelitas serias amenazas: la primera, dar por finalizada su colaboración en algunas de nuestras operaciones en curso; la segunda, dar a conocer a la prensa o a los gobiernos interesados algunas de ellas, y por último, el riesgo personal que asumirían los agentes españoles que trabajaban en territorio francés de no acabar inmediatamente con la Operación Masada.

Ante el asombro del director y del jefe de Operaciones, la amenaza parecía auténtica pues se referían a una operación de la que no tenían conocimiento: los israelíes les detallaron que determinados miembros de las comunidades judías recibían repetidamente comunicaciones solicitando que se les informara de las personas o lugares donde se reunían, trabajaban o vivían sospechosos de ser partidarios de los palestinos o del grupo terrorista ETA, dado que este financiaba y entrenaba a grupos palestinos para preparar actos terroristas en Israel o en barrios judíos de Europa, diciendo que los llamarían por teléfono para ponerse en contacto y recibir la información solicitada.

Los miembros de las comunidades judías contactados estaban seguros de colaborar con sus servicios y se esmeraron en obtener esa información y en mantener la absoluta discreción sobre esta cooperación.

El resultado fue que decenas de miembros de las comunidades judías en Francia, Holanda y sobre todo en Bélgica habían proporcionado un buen listado de miembros, familias o empresas simpatizantes de ETA o del pueblo palestino.

Este listado que se usó para contactarlos había salido de la documentación obtenida en la Operación Publicidad, y curiosamente no fue puesto sobre la mesa en la entrevista que habían tenido meses antes con nuestro director.

Los israelíes también señalaron que resultaba curioso que el jefe del equipo de acción en la Operación Publicidad fuera el mismo que había organizado la Operación Masada y dirigía las operaciones contra ETA en París.

Su ultimátum era que, de no disponer de todos los datos obtenidos de los miembros de las comunidades judías y de no dejar de distribuir el boletín Masada de forma inmediata, nuestros agentes y despachos asumían el riesgo de sufrir graves accidentes.

Los servicios israelíes insistieron en que se les entregara a Amir, que era quien contactaba con las comunidades judías diciendo ser un judío argentino, y con él, se les facilitara de forma inmediata la documentación recogida y no entregada.

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