La oportunidad by T L Swan

La oportunidad by T L Swan

autor:T L Swan [Swan, T L]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-07-10T00:00:00+00:00


Capítulo 16

Abro los ojos a regañadientes y me encuentro con unos ojazos marrones. Christopher, tumbado de lado y apoyado en el codo, me observa.

—¿Qué haces? —inquiero, medio dormida.

—Admirar las vistas. —Sonríe y me besa⁠—. Buenos días.

—Mmm… Buenos días —gruño con los ojos cerrados. ¿Cómo es posible que esté tan pizpireto de buena mañana?

Vuelvo a cabecear, pero noto que sigue observándome, así que abro un ojo. Sí, lo que yo decía: me está mirando.

—Vuelve a dormir.

—Tengo hambre.

Es pronto. Me giro y le doy la espalda.

—Pues asalta el minibar.

—No.

Lo ignoro.

—Vayamos a desayunar fuera. —⁠Me da un golpecito en el hombro con el dedo.

Sigo con los ojos cerrados y digo:

—No.

Repite el gesto una y otra vez hasta que llega un momento en que no para.

—¿Por qué estás tan insistente?

—Es que me muero de hambre.

—Es imposible, Christopher. Ya cenamos anoche.

—Pero no comí mucho.

—No es culpa mía.

Me esfuerzo por volver a dormirme.

—Claro que es culpa tuya —dice.

—¿Y eso?

—Ayer no comí casi nada porque estaba nervioso.

Sonrío contra la almohada. Se abalanza sobre mí y me abraza. Con los labios pegados a mi sien, me pide:

—Aliméntame.

—Déjame dormir media horita más.

—No. —Me gira para tumbarme boca arriba, se acerca mi pierna a su cuerpo y, con suavidad, acaricia los labios de mi sexo con las yemas de los dedos⁠—. ¿Cómo están tus partes nobles esta mañana?

Sonrío y pregunto:

—¿Mis partes nobles?

—¿A mi servicio y listas para la acción? —⁠dice a la vez que me da una palmadita en el sexo.

—De eso nada, monada. —Cierro las piernas⁠—. Mis partes nobles están destrozadas y no pueden entrar en combate.

Se ríe y comenta:

—Debilucha. —Se agacha y me besa ahí⁠—. ¿Mejor así?

Sonrío y digo:

—No.

—Vale, pues me conformaré con el segundo premio.

—¿Qué segundo premio?

—Un desayuno romántico.

—Mmm… —Sigo con los ojos cerrados y me pongo de lado⁠—. Anda, sé bueno y ve a la ducha a meneártela.

—Se acabaron las pajas. —Me muerde el trasero y añade⁠—: Ahora tengo mi propia muñeca sexual. —⁠Me da otro mordisco⁠—. Y encima folla como un demonio.

—Te vas a enterar de lo demoniaca que puedo ser. —⁠Repongo en tono seco.

Me tumba boca arriba de nuevo, me sujeta los brazos por encima de la cabeza y me mira.

—Después de comer hacemos lo que tú quieras. Todo el día para ti.

Su cabello oscuro le enmarca el rostro. Sus ojazos marrones prometen travesuras y mucha diversión.

Le sonrío y le digo:

—Anoche me lo pasé genial.

Me da un besito y se le pone dura.

—Y yo.

—¿No se te baja nunca o qué?

—A veces. —Sonríe y vuelve a besarme.

No puedo tener relaciones. Tengo el cuerpo muy sensible.

—¿No íbamos a salir a desayunar? —⁠le pregunto.

—Sí, pero ahora tengo hambre de otra cosa.

Me lame los labios y es como si lo hubiera hecho en la entrepierna.

—¿Con qué frecuencia te gusta practicar sexo? —⁠inquiero.

—En estas circunstancias —dice, y me embiste⁠—, supongo que dos veces por día.

—Estás obsesionado. —Sonrío y agrego⁠—: ¿Qué circunstancias?

—Pues teniendo a mi propia muñeca sexual.

Sonrío como una tonta. ¿Quién habría dicho que me gustaría que me llamase muñeca sexual? Hace tres meses me habría dado un síncope solo de pensarlo.



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