La fuerza mayor by Clément Rosset

autor:Clément Rosset [Rosset, Clément]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Filosofía
editor: ePubLibre
publicado: 1983-01-01T00:00:00+00:00

4. SUPERFICIE Y PROFUNDIDAD

Se ha llegado a leer en los últimos años, bajo la pluma de numerosos estudiosos de Nietzsche, que la filosofía nietzscheana prefería la superficie a la profundidad, la apariencia a lo real, la copia al modelo y, de manera general, la parodia de realidad a la realidad misma —⁠incluso la parodia de doctrina a la expresión de cualquier doctrina coherente, como suponía Pierre Klossowski⁠—. La filosofía de Nietzsche consistiría de ese modo en una especie de sofística destinada a borrar las pistas de lo verdadero y a hacer perder, en el espíritu de los que intentan tomar sus caminos, toda huella de contacto con la realidad. Semejante tesis puede invocar en favor suyo, sin duda, el haber conseguido la unanimidad de los intérpretes que, bajo una forma u otra, la han profesado recientemente. Pero tiene en su contra el hecho de estar en oposición formal tanto con la inspiración general del pensamiento nietzscheano como con la totalidad de los textos de Nietzsche que tratan la cuestión de las relaciones entre la superficie y la profundidad. Es cierto que Nietzsche siempre ha privilegiado la superficie, la apariencia, la representación: pero menos en detrimento de la profundidad de lo real que de la profundidad ilusoria y mentirosa vinculada por la metafísica tradicional a la noción de «mundo verdadero», en tanto que éste se opondría a la realidad de la experiencia inmediata, a la realidad sensible y empírica. La superficie no es para Nietzsche lo que se opone a la profundidad, sino al contrario, lo que permite que la profundidad se haga visible, aquello a través de lo cual se manifiesta la profundidad: como lo demuestran los griegos de la época clásica, de los que Nietzsche dice, al comienzo de El gay saber, que eran «superficiales por profundidad». Así, pues, resulta imposible deducir del privilegio nietzscheano concedido a la apariencia el pensamiento de un elogio de lo aparente por oposición a lo real: el elogio de la apariencia se identifica con el elogio de lo real, puesto que el espacio de la representación sólo es, para Nietzsche, el lugar en el que encontraremos las cosas, su mismo emplazamiento, el «sitio» preciso de lo real.

Si Nietzsche sale al encuentro de todas las expresiones relativas a una «veracidad» superior a lo que en este mundo puede experimentarse como verdadero, es porque esas expresiones son para él otros tantos atentados perpetrados contra lo real, «anatemas lanzados contra la realidad», como dice en el prólogo de Ecce homo. Es imposible citar aquí todas las fórmulas con las que Nietzsche declara de manera explícita que su crítica a la idea de un mundo verdadero situado más allá del mundo de las apariencias está siempre dirigida en favor de la realidad, y no en favor de una apariencia concebida en tanto que prueba de no se sabe qué inconsistencia del mundo. Sin embargo, citaré aquí de memoria algunos de sus aforismos más representativos. El gay saber, aforismo 54: «¿Qué es para mí la “apariencia”? Desde luego,

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