La Cometa (Spanish Edition) by N.R. Walker

La Cometa (Spanish Edition) by N.R. Walker

autor:N.R. Walker [Walker, N.R.]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2022-06-29T22:00:00+00:00


TRECE

—Sólo hay dos pasos fronterizos hacia Omán —explicó Cuatro—. Pero no estáis cerca de ninguno de ellos. Estáis demasiado al norte. En el maldito Cuadrante Vacío, Asher.

El Cuadrante Vacío. Genial.

—Estamos en una especie de camino —dijo Asher—. Excepto que no es un camino. Es arena. Creo que estamos en un viejo barranco; hay muros a ambos lados. Podrían ser unas malditas dunas enormes. No lo sé. Estamos en medio del puto desierto. Y está muy oscuro.

—Seguid conduciendo. No os detengáis. No sé si llegaréis a una valla de algún tipo o si estará vigilada. Pero si tenéis los faros encendidos, sabrán que vais.

Joder.

—No podríais estar en una parte peor de un país peor —murmuró Cuatro, con pánico, con urgencia—. Hay retenes, puntos de control, que no son militares. Toda esa región está dirigida por rebeldes. Y no se andarán con chiquitas, Asher. Tenéis que cruzar esa frontera.

—Sí, gracias.

—¿Cuánto dinero tenéis?

Asher miró a Harry.

—¿Cuánto efectivo tenemos?

—Unos cincuenta mil. Más o menos. —Estaba mirando a través del cristal, a la oscuridad, sus nudillos blancos en el volante, concentrándose—. ¿Vamos a comprar nuestro paso?

Asher se encogió de hombros. Metió el teléfono entre la oreja y el hombro para poder usar las manos y vació la mochila de Harry. Lo metió todo debajo de su asiento; fajos de billetes, su neceser, los pasaportes y la otra pistola de Harry, la munición.

—Tal vez. Mejor que disparar. No es un punto de cruce oficial. No sé si habrá siquiera un punto de entrada. O si habrá un guardia o todo un escuadrón rebelde.

Asher podía oír a Cuatro tecleando frenéticamente.

—Estoy viendo lo que puedo encontrar —murmuró—. Vale, no veo ningún tipo de carretera en el lado de Yemen, pero hay una carretera sin asfaltar en el lado de la frontera de Omán. Os dirigís hacia ella. No puedo ver ningún tipo de recinto o valla. Las imágenes por satélite de Yemen son inexistentes.

Harry miró hacia el espejo retrovisor.

—Ah, joder. Tenemos compañía a las seis. Viene rápido. Un par de faros. Parece alto, un todoterreno, quizás.

—Tengo que dejarte —dijo Asher al teléfono.

—Será mejor que me llames en diez minutos, Asher Garin, o que Dios me ayude.

Asher desconectó la llamada y se giró en su asiento. Se acercó a la parte trasera y abrió la cremallera de su bolsa duffle y sacó su MP7.

—Hola, linda bebé —dijo.

—Cristo —murmuró Harry—. ¿Siempre le hablas así a tus armas? —Conducía a toda velocidad, pero el vehículo que iba detrás de ellos venía más rápido. Entonces vio qué tipo de arma tenía Asher—. ¿Qué coño es eso?

—Sólo preocúpate de conducir y de no tirarnos por algún terraplén. —Metió el cargador y cargó una bala en la recámara. Luego bajó la ventanilla y salió por ella, apoyándose en el marco de la puerta con el pie en el respaldo del asiento.

Asher vio la boca del cañón detrás de ellos antes de oír el ruido sordo y el tintineo metálico de una bala que impactaba en su coche. Y luego otra. Harry se agachó instintivamente.

—Asher —gritó—.



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