El lenguaje en el primer Heidegger by Tatiana Aguilar-Álvarez Bay

El lenguaje en el primer Heidegger by Tatiana Aguilar-Álvarez Bay

autor:Tatiana Aguilar-Álvarez Bay
La lengua: spa
Format: epub
Tags: LAN000000, LANGUAGE ARTS & DISCIPLINES / General, Philosophy of language, CFA, language, Linguistics
editor: Fondo de Cultura Económica
publicado: 2004-09-13T05:00:00+00:00


Sin embargo, esta descripción de la espacialidad recoge solamente, por así decirlo, aquello con lo que de antemano nos encontramos. Retrata su inmediatez, pero, por eso mismo, no llega a mostrar la esencia del espacio. Es necesario ahora poner de manifiesto la espacialidad como carácter del ser del Dasein que hace posible que los entes comparezcan. Es evidente que esta noción de espacio no se identifica con ningún lugar; más bien, se adelanta a todo lugar, es el inadvertido espacio que antecede a todos los lugares.[13]

En contraposición a la objetividad de un espacio homogéneo, Heidegger establece el carácter subjetivo del espacio. Ahora hay que preguntarse, ¿qué alcance tiene la subjetividad en la configuración del espacio que suponen el paraje y la espacialidad en general? La respuesta última a esta pregunta se encuentra en la estructura misma del Dasein. En tanto que ser en el mundo da un lugar a los útiles, los sitúa en el espacio (Einräumen). Espaciar no significa construir un lugar para cada ente, no es que el Dasein coloque las cosas o las ponga.

Antes bien, afirma explícitamente Heidegger: “Si en cuanto ‘curarse del mundo’, ‘viendo en torno’, puede el Dasein ‘trasladar’, ‘apartar’ y ‘colocar’, es tan sólo porque a su ‘ser en el mundo’ es inherente el ‘espaciar’ comprendido como existenciario”.[14] Culmina así la interpretación heideggeriana de la espacialidad. El espacio es un existenciario, es decir, uno de sus elementos constitutivos. El espacio no es posterior al ser del Dasein y la existencia es inconcebible sin espacio. El Dasein genera los espacios, hace lugar o da cabida a los entes. No puede decirse de este espaciar que sea objetivo o subjetivo; es, por así decirlo, bivalente.

Para explicar la forma de espaciar del ser en el mundo, Heidegger utiliza la expresión abrir un espacio. El Dasein abre el espacio. El carácter del abrir en lo que respecta al espacio —y en general— está ligado a la realización de la existencia. Por esto, no es un abstracto proyectar en el que el sujeto que proyecta se mantiene, por así decirlo, al margen. El carácter apriorístico del espacio no consiste, pues, en la configuración de un espacio, por así decirlo, vacío; configurar un espacio o abrirlo significa proporcionar las condiciones en las que los entes, como útiles, comparecen.

La espacialidad supone el mundo que el Dasein trae indefectiblemente a cuestas —no es que el mundo flote en el espacio—; “…la espacialidad sólo se deja descubrir sobre la base del mundo, porque el espacio contribuye a constituir el mundo, respondiendo a la esencial espacialidad del Dasein mismo debida a su fundamental estructura del ‘ser en el mundo’ ”.[15] Se resuelve así el problema de la subjetividad del espacio. Como el Dasein está originariamente referido al mundo, no depende de su arbitrio el abrir o no el espacio, tampoco el modo de abrirlo —a partir de posibilidades desde las que se proyecta—. La relatividad del espacio es un a priori; por esto, como se dijo al principio, se cumple con necesidad.

Ahora bien, aunque



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