El Halcón by Jorge Castro

autor:Jorge Castro [Alberto Castro]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9781463313197
editor: Palibrio
publicado: 2012-06-27T00:00:00+00:00

Viernes 17

Mientras Frank duerme profundamente, Rose Marie –a muchos kilómetros de distancia, al mismo tiempo, pero a diferente hora– entró a su recámara y se sorprendió al ver como el escudo, que él le dio, se movía, giraba y repentinamente cayó sobre su cama, entonces ella sintió un gran temor y empezó a gritar: «¡Frank, sal de ese lugar! ¡Sal de ese lugar, Frank!»

En ese momento, Frank en su sueño, escuchó mencionar su nombre. Despertó sobresaltado, reconoció la voz de Rose Marie que le repetía: «¡Frank, sal de ese lugar!». Saltó de la cama, se vistió en segundos, vio la hora 2:00 am. (Moscú). Apagó el celular, tomó su computadora y salió del cuarto. Vio la puerta de la bodega y se dirigió allí. Mollie, en ese mismo instante –las 2:00 pm. (LA) del día jueves–, trataba de consolar a Rose Marie quien en un ataque de pánico lloraba, porque sabía que él estaba en peligro. Escuchó Frank un timbre, vio a tres personas dirigiéndose a su cuarto, tenían la llave, entraron y salieron inmediatamente. Al venir ellos de regreso hacia al ascensor, los observaba a través de la hendidura de la puerta, sin embargo, no logró ver sus rostros. Se acomodó en una silla y se durmió.

Se despertó, vio la hora 5:00 am., y se fue a su cuarto. Se bañó, se cambió y marcó en el celular pre-pagado el número de Anatoliy.

–¿Qué haces levantado tan temprano?

–Quiero aprovechar bien el día, en este momento voy a ordenar mi desayuno.

–Mira todo lo que haces para no invitarme –le respondió.

–¿Te hubieras levantado a las 5:00 de la mañana?

–No, yo desayuno a las 7:30.

–¡Ya ves, no es mi culpa! –le dijo Frank, mientras pensaba: Entonces Anatoliy no sabe nada de lo que pasó aquí–. ¡Oye se me olvidaba preguntarte! ¿Qué averiguaste de la Agencia de Viajes Ultramar?

–Nada. Esa compañía no aparece en los directorios. Llamé a la oficina de información y no tienen ningún registro con ese nombre.

–Entonces nos vemos más tarde, quiero salir temprano a conocer un poco más de esta bella ciudad –contestó Frank y colgó.

Levantó el teléfono de su habitación y ordenó el desayuno a su cuarto, pero no lo esperó, recogió su computadora, su celular y su cámara digital. Salió inmediatamente, tomó el ascensor y buscó la salida de los empleados. Llegó al área de control, vio al portero de seguridad del hotel, cubrió el reloj con su cuerpo y simuló marcar su tarjeta de empleado. Se dirigió a la puerta y lo saludó:

–¡Hola, soy el nuevo recepcionista! –le informó en ruso y salió.

Caminó un rato, paró un taxi, a las 6:05, y le dijo que lo llevara al hotel Garden Inn.

Entró al hotel por la puerta principal, descansó y leyó por unos minutos en la sala de recepción, luego salió por una de las puertas laterales. Tomó otro taxi, le pidió al motorista que lo dejara en un restaurante o cafetería cerca a la dirección escrita por Nataly en la servilleta. Vio su reloj, las 7:00 am. Ordenó un café y la llamó por teléfono.

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