Cumplirle a Dios la palabra by Juan Bautista Diamante

Cumplirle a Dios la palabra by Juan Bautista Diamante

autor:Juan Bautista Diamante
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Teatro
editor: Clásicos Hispánicos
publicado: 2015-08-13T00:00:00+00:00


Jornada tercera

(Tocan a marchar y dicen dentro)

(Dentro Tortugo ).- Marchen en orden, pese a los bisoños,

iguales como sartas de madroños.

¿Piensan que el militar es partir peras?

Digo, ¿son flautas de órgano o hileras? [1915]

(Dentro ). 93 - Pase, señor sargento, y no se asombre.

(Sale con alabarda)

Tortugo.— Más quisiera pasar que hacerme hombre,

pero esta negra honrilla,

esta carcoma humana, esta polilla

que a los hombres destierra [1920]

de su quietud, me trae a mí a la guerra,

desterrado y hambriento,

a penar en figura de sargento.

¿Qué haré yo de un temor que me da enfado?

Ya una vez de sargento graduado, [1925]

porque el puesto no afrente,

yo tengo de tratar de ser valiente;

mas, ¿cómo lo he de ser? Desta manera:

una espada muy larga he de ponerme

y una daga que llegue la contera [1930]

a las corvas, y luego revolverme

en un coleto, para acreditarme,

y luego que no pueda menearme. 94

(Dentro Jepté ).- Haced alto, soldados, en el llano

y pase la palabra.

Tortugo.— No me allano, [1935]

porque, en fin, no es moneda que se labra,

hagan dinero y pase la palabra.

Soldado 1.- Hagan alto.

Soldado 2.- Hagan alto.

Tortugo.— Ya está hecho.

(Salen marchando Jepté, Ana, Délbora, Sara y soldados)

Jepté.— Y yo, de la obediencia satisfecho,

que si obedientes son, pocos soldados [1940]

importan más que muchos desunidos,

porque no hay generales esforzados

si les falta el primor de obedecidos.

Y así siempre tendré por acertados

a los que amados sean, no temidos, [1945]

que hace la buena ley muchos atentos

y no hay pocos soldados bien contentos.

Desde aquí has de volverte, Ana querida,

luego que la noticia que aguardamos

traiga tu primo.

Ana.— Pena bien sentida [1950]

de mi dolor será la que esperamos.

Jepté.— No haces bien de quedar enternecida.

Ana.— ¿Cómo no, si una vez nos apartamos,

vos a lidiar y yo a llorar mi pena?

Jepté.— ¿Cómo no?, como Dios es quien lo ordena [1955]

Ana.— Cúmplase su mandato soberano,

padre, que no lo impido, aunque lo siento;

porque este natural afecto humano

no pasa de los límites de atento.

Primero es Dios que mi dolor tirano, [1960]

pero es después, señor, mi sentimiento.

Sírvase Dios primero y luego sienta

quien ve que en vos la vida se le aumenta.

Jepté.— Si pudiera faltar por no dejarte,

al aplauso mayor, hija, faltara [1965]

sólo por el consuelo de mirarte,

los imperios del mundo despreciara,

mas como en esta ausencia tiene parte

el servicio de Dios, no me repara

de apartarme de ti lo que te quiero, [1970]

que Dios, como dijiste, es el primero.

Tortugo.— Yo, señor, quedaré con Ana bella

y dale a otro cualquiera esta alabarda,

pues de nada me sirve a mí tenella,

que es para mí lo mismo que una albarda; [1975]

ella me ha de matar, y yo con ella

no he de matar a nadie, porque es tarda

mi cólera, y ya tengo a sus posturas

en los dos hombros sendas mataduras.

Jepté.— Si te creyera, al punto te privara [1980]

del honroso ejercicio que te he dado.

Délbora.— Las burlas no han de ser, si se repara,

de modo que se afrente un hombre honrado.

Tortugo.— Yo hablo muy de veras, y no hablara

de burlas en negocio tan pesado. [1985]

Lo que al chancero a mí me ha sucedido,

que cuando habla de veras no es creído.

(Un clarín dentro)

Jepté.— Seña es de que



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.