Morir por cerrar los ojos by Max Aub

Morir por cerrar los ojos by Max Aub

autor:Max Aub [Aub, Max]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Teatro, Drama
editor: ePubLibre
publicado: 1943-12-31T16:00:00+00:00


María no puede más y se echa a llorar. Solloza sin poder contestar las preguntas que Juan amontona, procurando al mismo tiempo consolarla.

JUAN: ¿Qué dices? ¿Detenido? ¿Julio? ¿Por qué? ¿No ha podido pagar alguna letra? ¡Ya no meten a nadie en la cárcel por ladrón! ¿Qué pasó? María, anda, serénate, cuéntame. (Pausa). Por mí no puede ser. No pueden saberlo todavía; añade, además, el papeleo, si es que acaban sabiéndolo aquí, que lo dudo… ¿Fueron policías de la Prefectura? (María asiente con la cabeza). ¿Cuántos?

MARÍA: Dos.

JUAN: ¿Registraron?

MARÍA: Creo que sí.

JUAN: En ningún sitio saben que yo tengo un hermano.

MARÍA (secándose las lágrimas y sonándose): ¿Quieres comer algo?

JUAN: No, gracias. ¿Y vinieron por él?

MARÍA: Sí. Estaba muy claro, era por él, por Julio.

JUAN: ¿Y sabían que yo existía?

MARÍA: No. Julio les dijo…

JUAN: ¿Qué?

MARÍA: Que estabas en el Campo.

JUAN: Mi hermano siempre tan amable. Ahora es cuando lo van a saber.

MARÍA: ¿Qué?

JUAN: Lo de mi fuga.

MARÍA: Creían que había estado en España, como tú. Hasta dieron la fecha de su paso por la frontera.

JUAN: ¿Diecinueve de agosto?

MARÍA: Creo que sí.

JUAN: ¡Prodigios de la burocracia! A lo mejor me andan buscando por toda Francia y me tenían encerrado. (Pausa).

MARÍA: Emilia acaba de salir de aquí.

JUAN: ¿Emilia?

MARÍA: Sí.

JUAN: Creía que no os veíais.

MARÍA: Hacía mucho tiempo… Va a venir a vivir aquí.

JUAN: ¿Aquí?

MARÍA: Sí.

JUAN (tras una duda): ¿Y el chófer?

MARÍA (asombrada): ¿Lo sabes?

JUAN: Lo que menos falta son amigos, y buenas lenguas, y ganas de fastidiar.

MARÍA: ¿Qué piensas hacer?

JUAN: Ahora tengo otras cosas en qué pensar. (Pansa).

MARÍA: ¿Así que tú crees que te buscan a ti?

JUAN: Sin duda. A menos que… Oye, ¿alguien quería quedarse con la tienda?

MARÍA: Que yo sepa, no.

JUAN: ¿Te ronda alguno de cerca?

MARÍA (sorprendida): No, ¿por qué?

JUAN: Son razones de denuncia bastante frecuentes. ¿Cómo os lleváis con los porteros?

MARÍA: Muy bien.

JUAN: ¿Y con los vecinos?

MARÍA: Pst, algunos ni los conocemos, otros sí; pero no, no puede ser. Juan, ¿que hacemos? ¿Qué me recomiendas que haga?

JUAN: Ahora veremos.

MARÍA: ¿Te parece que vaya al consulado?

JUAN: De ninguna manera. Nunca nos inscribimos allí, y no permitiré que entres en la embajada de Franco.

MARÍA: ¡Mira a dónde nos ha conducido tu dichosa política!

JUAN: Mejor, a dónde nos ha traído la de todos.

MARÍA: No es verdad; si te hubieses estado quieto en casa, sin meterte en cosas donde nadie te llamaba…

JUAN: ¿Vamos a reñir otra vez? Todas las filípicas que me puedas endilgar no le servirán de nada a Julio.

MARÍA: No puedes quedarte aquí. La portera sabrá en seguida quién eres. Ha visto retratos tuyos.

JUAN (recapacitando): Primer punto: Han detenido a Julio confundiéndolo conmigo.

MARÍA: Entonces, en cuanto se den cuenta de su error, le soltarán.

JUAN: ¡Que te crees tú eso!

MARÍA: Es lo natural.

JUAN: Si lo que sucediera fuera lo natural, ni Julio estaría en la Prefectura, ni yo huido. (Mirando a María). Ni tú aquí.



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