Causas naturales by James Oswald

Causas naturales by James Oswald

autor:James Oswald [Oswald, James]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2012-02-09T05:00:00+00:00


34

McLean dejó a Bob el Cascarrabias en Waverley para que coordinara la investigación. Después se abrió paso de vuelta a la estación, entre la multitud de turistas y compradores, completamente ajenos a lo ocurrido, mientras pensaba en las distintas investigaciones que llevaba entre manos. Todas eran importantes, pero por mucho que tratara de evitarlo, siempre era la joven muerta del sótano quien conseguía acaparar su atención. Lo cierto era que no tenía mucho sentido. En todo caso, las pistas se habían enfriado, por lo que las posibilidades de encontrar a alguien todavía vivo que pudiera pagar por su muerte eran escasas. Y, sin embargo, el hecho de que la injusticia cometida con aquella muchacha se hubiera prolongado durante tanto tiempo solo empeoraba aún más las cosas. ¿O tal vez era porque a nadie más parecía importarle que él sintiera la necesidad de ir un poco más allá?

—Tengo que ver a McReadie y averiguar dónde afanó esos gemelos. Busque un coche, que iremos a hacerle una visita a nuestro ladrón.

El agente MacBride estaba muy atareado tecleando en su portátil, en el centro de coordinación. Se interrumpió, cerró la carpeta cuyo contenido estaba pasando al ordenador y, por último, respondió:

—No creo que sea una buena idea, señor.

—¿Por qué no, agente?

—Porque el abogado de McReadie ya ha presentado una queja formal para alegar que, durante el arresto de su cliente, se empleó una fuerza indebida y que se le retuvo sin formular cargos más tiempo del necesario.

—¿Que qué? —preguntó McLean, a punto de estallar de ira—. O sea, que ese cabrón entra en casa de mi abuela el mismo día del funeral… ¿y ahora se cree que se va a ir de rositas con un truco así?

—Sí, ya lo sé. No se saldrá con la suya. Pero quizá sea buena idea dejarlo en paz de momento.

—Estoy investigando un asesinato, agente. Y él tiene información que podría conducirme al asesino.

McLean se quedó mirando a MacBride y vio claramente su expresión de incomodidad.

—¿Quién le ha contado todo eso, si puede saberse?

—La comisaria en jefe McIntyre, señor. Me ha pedido que le diga que se mantenga alejado de McReadie si sabe lo que le conviene —dijo, al tiempo que levantaba ambas manos para defenderse—. Son palabras de la comisaria en jefe, señor, no mías.

McLean se pasó una mano por la frente con gesto cansado.

—Genial. De puta madre, en serio. ¿Tiene aquí los gemelos?

McLean apartó algunos de los papeles que tenía sobre la mesa y, a continuación, le entregó las dos bolsas de pruebas a McLean. El inspector se las guardó en el bolsillo de la chaqueta y se dirigió a la puerta.

—Vamos —dijo.

—Pero yo creía que… McReadie…

—No vamos a ver a Fergus McReadie, agente. O no ahora mismo, al menos. Cada maestrillo tiene su librillo.

Douglas y Footes, joyeros de Su Majestad la Reina, ocupaba una anodina fachada en el extremo oeste de George Street. El establecimiento tenía todo el aspecto de llevar allí mucho tiempo, desde antes de que James Craig desarrollara su plan general para la Ciudad Nueva.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.