Breve historia de la guerra del 98 by Miguel del Rey Vicente & Carlos Canales Torres

Breve historia de la guerra del 98 by Miguel del Rey Vicente & Carlos Canales Torres

autor:Miguel del Rey Vicente & Carlos Canales Torres [Rey Vicente, Miguel del]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2010-01-01T05:00:00+00:00


A las ocho y veinte de la mañana del 1 de julio, las cuatro piezas de artillería del capitán Grimes, situadas al sur de El Pozo en una pequeña colina, abrieron fuego contra las posiciones españolas a una distancia de poco más de dos kilómetros. Las granadas comenzaron a impactar en las líneas españolas bastante lejos de los núcleos principales de las defensas y con una escasísima efectividad. El humo de la pólvora no dejaba además ver bien a los norteamericanos, que no sabían si sus proyectiles caían largos, cortos o si hacían daño a los españoles. Precisamente ese humo permitía al coronel Ordoñez situar perfectamente el lugar donde se encontraba el enemigo. A una orden suya los dos Krupp comenzaron a responder al ataque con un fuego de contrabatería muy eficaz. Las primeras granadas españolas cayeron junto a los cañones y varios artilleros fueron alcanzados. A las nueve de la mañana las piezas de Grimes habían sido silenciadas y sus servidores las abandonaban a la carrera.

El avance norteamericano era lamentable. Amontonados en un terreno difícil, lleno de espesa vegetación y sin espacio para maniobrar, las unidades atacantes no podían apenas moverse. Todo el camino estaba lleno de casas y mansiones para el recreo de los burgueses adinerados de Santiago que el ejército español había fortificado, cubriendo los espacios intermedios con alambradas, trincheras y parapetos de troncos. Nada más ponerse en marcha, decenas de norteamericanos fueron abatidos por los certeros disparos de la infantería española.

Pero eso no era todo, hasta la torpeza de sus mandos facilitaba a los defensores conocer la posición exacta de sus posiciones. A las nueve y media habían lanzado un globo cautivo de color amarillento, conocido como el «chivato gordinflón», para poder reconocer las posiciones de las tropas de Linares. El globo no sirvió más que para dos cosas: para que el ejército español, la artillería en concreto, se anotase el primer derribo de nuestra historia sobre una aeronave enemiga y descubrir la ruta de avance de las tropas americanas, lo que motivó que la artillería española y las avanzadas de infantería comenzasen a concentrar sus disparos sobre el lugar en el que se encontraba el globo. Los soldados norteamericanos encajonados en el estrecho sendero comenzaron a caer heridos o muertos sin poder responder de forma eficaz al fuego. El globo se fue desinflando lentamente y cayó a tierra en medio de la algarabía y vítores de los soldados españoles. Respecto a los soldados norteamericanos los intensos disparos con casi total impunidad de los Mauser españoles les causaron cerca de 400 bajas y decenas de uniformes azules ensangrentados comenzaron a cubrir el campo de batalla.

Artillería española en campaña. Los hombres de Ordóñez y sus piezas Krupp se comportaron excelentemente bien en la batalla de las lomas de San Juan. En la fotografía se aprecian los uniformes de rayadillo y el omnipresente jipijapa.

El sombrero de los oficiales era de mucho mejor calidad que el de la tropa. Destacan las forrajeras de color azul. Foto AGA.



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