Breve historia de la batalla de Lepanto by Luis E. Íñigo Fernández

Breve historia de la batalla de Lepanto by Luis E. Íñigo Fernández

autor:Luis E. Íñigo Fernández [Íñigo Fernández, Luis E.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Referencia, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2015-01-01T05:00:00+00:00


La segunda desventaja de los jenízaros se refería a su débil armamento pasivo. Como única protección en combate, llevaban estos soldados una especie de chaqueta acolchada pensada para ofrecer una defensa frente a las flechas más que frente a las balas. Las balas esféricas de plomo de unos diez gramos que disparaban los arcabuces, si el disparo se efectuaba a corta distancia, no más de cincuenta metros, perforaban sin dificultad esta protección, por lo que mientras para un jenízaro resultaba difícil causar una herida mortal a un infante español, a este le resultaba mucho más fácil provocársela a un soldado otomano. Por si fuera poco, a un arquero que se vale de un arco de gran tamaño le resulta muy difícil disparar sin hurtar una gran parte de su cuerpo a la protección del parapeto o la borda de la nave, mientras que un arcabucero apenas necesitaba incorporarse para disparar.

En tercer lugar, no debe olvidarse que el objetivo último del combate entre galeras era el abordaje de la nave enemiga y su conquista, por lo que la lucha sólo acababa del todo cuando la guarnición del barco abordado se rendía. En otras palabras, el combate cuerpo a cuerpo, una vez debilitada al máximo la resistencia enemiga mediante las armas de fuego, era siempre el que decidía el resultado final de la lucha. Y también aquí la ventaja de los tercios era evidente, pues aunque el pasatiempo favorito del campesino anatolio, como nos recuerda Bicheno, no era otro que la lucha libre, los soldados españoles no sólo estaban armados con arcabuces, sino también con espadas y, sobre todo, con largas picas de varios metros de longitud. Sobre una plataforma de combate tan estrecha como la crujía de una galera, y sin posibilidades de atacar de flanco, una apretada formación erizada de picas, como la que podían oponer los infantes españoles, era prácticamente invencible. En realidad, no fueron las galeazas venecianas y su celebrada artillería el factor decisivo de la victoria cristiana en Lepanto, sino las humildes pero eficaces picas españolas.

Piquero de los tercios españoles en un óleo de Ferrer Dalmau. Puede imaginarse con facilidad cuán difícil habría de ser para los jenízaros, armados de forma inadecuada para enfrentarse a ellos, atacar con alguna posibilidad de éxito una apretada línea de piqueros españoles sobre la estrecha crujía o la arrumbada de una galera.



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