9788491651741 by Joaquim Gomis

9788491651741 by Joaquim Gomis

autor:Joaquim Gomis
La lengua: cat, spa
Format: epub
publicado: 2018-10-02T12:34:09+00:00


La vida es difícil

Me lo decía un amigo sacerdote: 'Cuando preparo la homilía me repito varias veces: la vida es difícil. Lo que debo hacer es ayudar y no aumentar –o prescindir– estas dificultades de tantos, del día a día'.

En la popular parroquia de la periferia de Barcelona a la que, cuando me es posible suelo asistir, una buena mayoría de quienes forman lo que los liturgistas denominamos 'la asamblea', son ancianitas (pero también algunos entrañables ancianitos). La gente de Iglesia solemos lamentar este predominio de la mayor edad. A mí, debo reconocerlo, me encanta. Porque suelen ser ancianitas y ancianitos con una preciosa característica: sonríen. (¿Puedo proponer una nueva bienaventuranza?: Bienaventurados los que día tras día sonríen, porque Dios Padre les está sonriendo).

Son gente, mujeres y hombres, para quienes la vida ha sido difícil. Llegaron a Cataluña, a Barcelona y alrededores, desde Andalucía o Extremadura, o Castilla, o Galicia… En tiempos duros. 'Algunos días, como cena para mis seis hijos, tenía una sola patata' me decía –¡sonriente!– una de estas ancianitas. Una larga serie de aventuras ha tejido su vida: buscar trabajo, conseguir vivienda, que los hijos estudiaran, que fueran abriéndose camino…

Ahora, años después, las cosas han mejorado. Y sonríen (probablemente porque aprendieron a sonreír en tiempos más difíciles). Lo cual no significa que las dificultades hayan terminado. Una de ellas explica: 'A mis hijos los veo poco, están muy ocupados, acuden si hay dificultades, pero no mucho más'. Y, sin embargo, sonríe.

La pregunta es: ¿por qué este hermoso personal asiste fiel y sonrientemente a misa? Habrá diversas motivaciones, pero creo que no es la primera aquello del deber o del precepto. Vienen a gusto (paréntesis: he visto también mayoría de tercera o cuarta edad en iglesias de barrios más ricos; pero constato, sonrisas, pocas). Y mi opinión es que vienen porque en los años más difíciles, y también ahora, en esta reunión cristiana dominical hallan ayuda. Porque los curas que en estas parroquias populares se han sucedido han sabido ayudar. Han sido cristianamente conscientes de lo que decía mi amigo: 'La vida es difícil: lo que debo intentar es ayudar'.

La fe cristiana no es un consuelo, pero sí es una fuerza. Una fuerza de Dios para luchar. Y también para saber sonreír.

(2001, número 13)



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