Volveré a verte by Pol Ibáñez

Volveré a verte by Pol Ibáñez

autor:Pol Ibáñez [Ibáñez, Pol]
La lengua: spa
Format: epub, azw3
Tags: Juvenile Fiction, General, Fiction
editor: Crossbooks
publicado: 2023-01-17T23:00:00+00:00


Después de andar un buen rato, aunque se me hizo ameno estando a su lado, llegamos a un lugar oscuro. Un parque, concretamente. Bueno, el único grande de nuestra ciudad. Había pocos que visitar, y la mayoría eran recientes. No había ni rastro de nadie.

—¿Preparado? —preguntó, soltándome de la mano.

—Sí —dije con miedo—. Aunque no sé para qué.

—Ahora lo verás, curiosón.

Avanzó unos pocos pasos hacia un arbusto. Al principio pensé que se le había ido la olla después de atravesarlo y desaparecer entre el matojo ese, pero cuando (después de obligarme a seguirlo) vi lo que había ahí escondido, mi boca se abrió.

¿Cómo podía ser tan romántico?

—¡Taratatá! Me ha ayudado Javi —sonrió, expectante por mi respuesta. Al ver que no decía nada, empezó a mostrarse nervioso—. Sé que es un poco ñoño todo esto, pero...

—Es perfecto —concluí, consiguiendo cerrar la boca.

—¿Sí?

Asentí. Me había preparado esa escena tan romántica de las películas. Con un mantel de cuadros gigante y con una linterna en el medio apuntando hacia arriba. Hay que admitir que eso me hizo gracia, era muy de su estilo. Y, cómo no, encima de ese mantel tan simple, se extendía una caja de pizza. Fui a abrirla, esperando que fuera mi preferida, y otra vez más me demostró que me conocía al cien por cien.

—La pizza es cuatro estaciones.

—Así es —afirmó, sentándose en el mantel—. Tu favorita.

—¿Por qué me conoces tanto?

—Porque me gusta todo lo que sea sobre ti.

Que le hubiera dicho que sí a ser novios fue la mejor decisión; además, sé que a él le encantó, no conseguía borrar su propia sonrisa, todo el rato iluminaba e irradiaba brillo. Él era el mejor novio que uno podía tener.

—¿Te acuerdas de lo borde que fuiste conmigo?

—¿Cuándo? —le pregunté con la boca llena.

—Cuando tuvimos que hacer el trabajo de Literatura.

—No fui borde —me quejé.

—¿No? —rio—. ¡Si casi me echaste de tu lado a patadas!

Me quedé sin decirle nada un momento para terminar el trozo y luego le eché una mala mirada.

—¿Sabes que te odio? —respondí.

—¿Tú? —se mofó—. ¿A mí?

Era un cabrón, él sabía perfectamente que no podía odiarlo.

—Sí. —Intenté hacerme el fuerte—. ¿Por qué no iba a poder odiarte?

—Porque alguien que me odiara no habría puesto esos ojos lacrimosos al ver esta pequeña... —Seguía sin poder decirlo. Y luego lo dijo—: Cita.

—¿Cita?

—Sí —confirmó orgulloso—. Una cita. La mejor de todas.

—Bueno, bueno... —Carraspeé.

Le hice dudar y eso lo notó. Masticó un poco de pizza y desvió su mirada hacia los arbustos.

—Ya sé que las hay mejores —soltó molesto.

—No, no —negué, dejando en la caja de cartón la porción a medias—. Esta ha sido una de las mejores.

—Si acabas de decir que no.

—Para cabrearte.

Apretó la mandíbula y miró hacia abajo.

—Pues lo has conseguido —contestó, aguantándose la risa—. Quién diría que el mismísimo Luke cabrearía a Dani.

—He aprendido del mejor maestro.

Sonrió y dejó su trozo a medias también, cerró la caja y la dejó a un lado, fuera del mantel. Limpió un poco su labio de tomate y con un pequeño impulso,



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