To Kill a Mockingbird \ Matar a un ruiseñor (Spanish edition) by Harper Lee

To Kill a Mockingbird \ Matar a un ruiseñor (Spanish edition) by Harper Lee

autor:Harper Lee
La lengua: spa
Format: epub
editor: HarperCollins
publicado: 2020-05-16T00:00:00+00:00


16

Jem me oyó. Asomó la cabeza por la puerta que comunicaba nuestros cuartos. Mientras se acercaba a mi cama, se encendió la luz de Atticus. Nos quedamos donde estábamos hasta que se apagó; le oímos dar vueltas y esperamos hasta que se quedara quieto otra vez.

Jem me llevó a su cuarto y me puso en la cama a su lado.

—Intenta dormirte —dijo—. Terminará todo después de mañana, quizá.

Habíamos entrado sin hacer ruido, para no despertar a la tía. Atticus había apagado el motor en el sendero de entrada y había seguido hasta la cochera; entramos por la puerta trasera y nos fuimos a nuestros cuartos sin decir palabra. Yo estaba muy cansada, y me estaba quedando dormida cuando el recuerdo de Atticus doblando tranquilamente su periódico y echando su sombrero hacia atrás se convirtió en Atticus de pie en medio de una calle vacía, subiéndose los lentes. Entendí el verdadero alcance de los acontecimientos de la noche y comencé a llorar. Jem fue muy amable: por una vez, no me recordó que las personas de casi nueve años no hacen esas cosas.

Aquella mañana casi todos teníamos escaso apetito, salvo Jem, que se comió tres huevos. Atticus observaba con franca admiración; la tía Alexandra daba sorbos a su café y soltaba andanadas de reproches. Los niños que salían a escondidas en la noche eran una deshonra para la familia. Atticus dijo que se alegraba de que sus deshonras hubieran aparecido, pero la tía replicó:

—Tonterías, el señor Underwood estaba allí en todo momento.

—Pues mira, eso es lo extraño de Braxton —dijo Atticus—. Desprecia a los negros, no quiere que ninguno se le acerque.

La opinión generalizada en la localidad decía que el señor Underwood era un hombre vehemente y profano, cuyo padre, en un arrebato de humor, le puso el nombre de Braxton Bragg, y el señor Underwood había hecho todo lo posible por no estar a la altura del mismo. Atticus dijo que poner a las personas nombres de generales confederados las convertía al final en bebedores empedernidos.

Calpurnia estaba sirviendo más café a la tía Alexandra, y negó con la cabeza ante una mirada que le dirigí intentando expresar ruego.

—Eres demasiado pequeña todavía —me dijo—. Ya te avisaré cuando no lo seas.

Le contesté que podría ser bueno para mi estómago.

—Muy bien —dijo ella, y agarró otra taza del armario. Puso en ella una cucharada de café y la llenó hasta el borde de leche. Yo le di las gracias sacando la lengua cuando me sirvió, y levanté la vista para observar el ceño fruncido de la tía. Pero ella le dirigía ese gesto a Atticus.

Esperó hasta que Calpurnia estuviera en la cocina y entonces dijo:

—No hables así delante de ellos.

—¿Hablar cómo, y delante de quién? —preguntó él.

—De ese modo delante de Calpurnia. Has dicho que Braxton Underwood desprecia a los negros delante de ella.

—Bien, estoy seguro de que Cal lo sabe. Todo el mundo en Maycomb lo sabe.

Yo comenzaba a notar un sutil cambio en mi padre en esos días, que se producía cuando hablaba con la tía Alexandra.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.