Rebeldes primitivos by Eric Hobsbawm

Rebeldes primitivos by Eric Hobsbawm

autor:Eric Hobsbawm [Hobsbawm, Eric]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 1958-12-31T23:00:00+00:00


Dios es el movimiento obrero. Tal es el contenido de nuestra profecía […] El gran movimiento religioso de nuestro tiempo es el movimiento por la emancipación del trabajo [… ] El trabajo está haciendo más por la salvación de las Iglesias que las Iglesias por la salvación del trabajo. Y lo mismo que es preciso para el trabajo, si es que quiere asegurarse su propia salvación (que lleva consigo la salvación de la sociedad toda), ser independiente de todo partido político, así es necesario para el trabajo, si es que ha de ser fortalecido por la vida religiosa, percatarse de que tiene una religión propia que puede hacerle independiente de la doctrina particular de cualquier Iglesia, por muy «liberal» que sea ella[222].

Con tal que el movimiento obrero tuviese su religión propia, no importaba mucho cuál era ella, y Trevor, que creía debía «mantenerse firme, sola, sin sacerdote, sin párroco, sin credo, sin tradición, sin Biblia», no iba a ser el que definiese sus dogmas. Pero, como rezaban los principios del sindicato de la Iglesia obrera, «no [era] una religión de clase, sino que une los miembros de todas las clases que laboran por la abolición de la esclavitud mercantil»[223].

De hecho, las Iglesias que se multiplicaron con rapidez no compartían en la práctica ni la teología de Trevor ni su rechazo de la religión de clase. Se componían de una mayoría arrolladora de obreros, formados en el ambiente de la disidencia sectaria protestante, para quienes era imposible concebir que una ruptura política y económica con el capitalismo no llevase también a una ruptura religiosa. En Bradford, donde hacía tiempo que se hablaba de organizar una Iglesia autónoma, no se hizo ello, «hasta que varios líderes ínconformistas de la ciudad hubiesen manifestado una profunda antipatía por la candidatura de Ben Tillet (un socialista)[224]» Se preguntaban en Plymouth: «¿Por qué no han ido (las congregaciones de la Iglesia obrera) a oír el Evangelio predicado por los de una u otra Iglesia? Porque los inconformistas tanto como la Iglesia estatal han estado blasfemando y calumniando en sus sermones al Carpintero de Nazaret, diciendo a los hombres que estuviesen contentos con la posición en que Dios se ha complacido colocarles»[225]. Seth Ackroyd, de la Iglesia obrera de Hull, aserrador mecánico de profesión y exwesleyano de gran energía moral, lo dijo con claridad:



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